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miércoles, 3 de diciembre de 2014

No Demos Cabida
Al Egoísmo.


1 Corintios 10:24 No hay que buscar el bien de uno mismo, sino el bien de los demás.

Muchos fuimos criados bajo el esquema del egoísmo como mecanismo de defensa en contra de los abusos de la gente o por los miedos infundados por nuestros padres según sus vivencias, cultura o temores. Comienzo por decirles que eso está fuera de todo contexto bíblico y del diseño de Dios para Sus hijos.
Lamentablemente, esa enseñanza ha penetrado tanto a todo nivel que ha llegado hasta la iglesia. Entonces, cuando la gente llega al templo es necesario sacarle ese Ship para meterle el del Reino de los cielos, que dice: “Ninguno busque su propio bien sino el del otro” porque solo así podrá comenzar a vivir bajo los Principios del Reino.
Esta es una regla simple para actuar con “sensibilidad y gracia” ante nuestro prójimo.
Todo creyente debe comenzar por entender lo que significa ese amor puesto en práctica, entendiendo que el amor genuino no busca su propio interés. Cuando tenemos clara esta premisa y la llevamos a los hechos, esto nos va a ayudar a mantener el ego sujeto a la voluntad de Dios y a no engancharnos en discusiones y reclamos de derechos que según nosotros son legítimos o tenemos derechos a ellos.
La persona egoísta: es aquella que tiene un excesivo aprecio de sí misma y se enfoca en darle prioridad a sus intereses los cuales atiende desmedidamente, sin procurar el de los demás. Este sentimiento se halla totalmente enfrentado con la esencia de Dios en nosotros, que es el amor; Porque el egoísmo es una forma de idolatría, donde la persona se pone como centro de su propio mundo. Dice: Proverbios 18:1 El egoísta busca su propio bien; contra todo sano juicio se revela. Y cuando el “Ego” domina nuestras vidas, somos injustos con los demás y siempre tratamos de justificarnos. 1 Corintios 10:33 dice: Así como también yo procuro agradar a todos en todo, no buscando mi propio beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos.
Algunas veces es difícil saber cuándo marginamos al débil, por eso el apóstol Pablo nos muestra una regla fácil para ayudarnos a medir nuestras actitudes: Y es actuar con amor y solidaridad- Al tener libertad en Cristo, no deberíamos usarla al costo de herir al prójimo.
La tendencia de los seres humanos en estos tiempos es como la descrita en: Filipenses 2:21 Porque todos buscan sus propios intereses, no los de Cristo Jesús.  Debemos tener sumo cuidado con estar comportándonos de esa manera, porque esto es ¡Una antítesis de lo que propone Dios!, nos encontraríamos actuando con un carácter y una actitud totalmente sublevada al orden Divino.
Para no caer en estos extremos, solo lo lograremos con una vida totalmente rendida al Señor, sencillamente porque así funciona la lógica Divina. Debemos ir todos los días, presentarnos ante la luz de Su Presencia y allí a cara descubierta “Rendirnos”. Dice: Mateo 23:12 Y cualquiera que se ensalce, será humillado, y cualquiera que se humille, será ensalzado.
Esto de buscar el bien de los demás antes que el nuestro, es un buen antídoto en medio de un mundo tan envidioso y competitivo en el que nos ha tocado vivir. Cuando queremos agarrar impulso con motivaciones incorrectas como “la envidia o el egoísmo”; Esta Palabra se puede convertir en una pared en el camino que nos rebota y solo nos queda volver al lugar de humildad, sencillez y solidaridad. Esto mata los celos, erradica la envidia, aplasta el egoísmo y nos lleva a ser perfeccionados en el amor. En pocas palabras… “Nos devuelve a la cruz”.
Mateo 7:12 dice: Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos. Algún día seremos nosotros los que estaremos del otro lado; En el lugar en el que necesitamos ser tolerados, bendecidos y amados, así no lo merezcamos. Y veremos la cosecha de haber sembrado el bien y la justicia de Dios, y estarlo recibiendo en ese tiempo de debilidad.

¡Amemos a la manera de Dios!

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