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miércoles, 29 de octubre de 2014

Alabar es Lo Mejor


Salmos 34:1 Bendeciré al Señor a todas horas; mis labios siempre lo alabaran.

Los creyentes a parte de haber sido creados para la alabanza del nombre de nuestro Dios, fuimos llamados a ser “portadores de buenas noticias y sal de la tierra”, y que esa actitud de fe y entusiasmo debe permanecer en nuestras conversaciones “declarando Sus virtudes. El salmista decía en: Salmos 51:15 Señor, abre mis labios, y publicará mi boca tu alabanza.
Una vez Catalina, la esposa de Martín Lutero, se vistió toda de negro, puso cara de apesadumbrada y se sentó en la sala de su casa muy callada. Al verla su esposo le preguntó: ¿qué te pasa mujer, por qué esa cara de luto? Y ella le respondió: Porque se murió tu Dios- Nunca más te he escuchado alabarlo o dar una acción de gracias, solo escucho que te quejas y solo manifiestas protestas y falta de fe. Eso hizo reaccionar a aquel hombre de Dios, que sin darse cuenta y por sus palabras faltas de entusiasmo, había llenado su hogar de un ambiente negativo, que por haber dejado de alabar su vida había caído en un deterioro espiritual.
Existen circunstancias en las que nosotros como cristianos debemos determinar asumir “la actitud correcta”. En esta oportunidad (Salmo 34), el salmista David había decidido alabar a Dios todo el tiempo, sea cual fuere la circunstancia. El entendió Alabar a Dios” era necesario y favorable. Esa alabanza al momento de la crisis, brota de la convicción de que Cristo está al control, porque a pesar de lo negativo al él no se le escapa nada de las manos. Es que, ¡Al alabarle y agradecerle, nos recuerda Su grandeza! Su poder y presencia en nuestras en todo; y nos refuerza la fe. 
Es necesario que nos reconciliemos con el “lenguaje del Reino de los cielos”, que está basado en “la alabanza”. Dice en: Salmos 63:3-4 Porque mejor es tu misericordia que la vida; mis labios te alabarán. Así te bendeciré en mi vida, en Tu nombre alzaré mis manos. Pero no asumiendo esto como un acto mecánico sino como algo que brote de alguien que conoce al Dios Grande y Todopoderoso.
Siempre estamos esperando que el Señor nos bendiga y más si tenemos una necesidad urgente, pero ¿Quién piensa realmente en bendecir al Señor? Bendecir al Señor va más allá de simples palabras, si nos ponemos a pensar llegaríamos a la conclusión que somos tan insignificantes delante de él, que pareciera inconcebible el hecho de bendecirle. Para bendecir a Dios, debemos convertirnos en un canal de Su Gracia y Amor aquí en la tierra- Eso también forma parte de nuestra alabanza; por eso podemos decir que indiscutiblemente sea cual fuere la circunstancia “Alabar es lo mejor”: Porque cambiamos la atmósfera espiritual atrayendo Su presencia, nos motiva a obrar en pro de ese Dios Soberano y salpicamos de fe y esperanza nuestro entorno. ¡Alábale!






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