Orando a Otro Nivel.
Efesios 6:18 "Oren y pidan siempre con la ayuda del Espíritu. Manténganse alerta y no dejen de orar por todo el pueblo santo"
En mi tiempo como creyente, he tenido tiempos formidables con Dios en el
momento de la oración; pero eso no ocurría todas las veces que me acercaba a él
en clamor, a pesar de venir con la actitud correcta. El Espíritu Santo me hizo
entender que no todas las oraciones que hacía eran “en el Espíritu”, y que
debía sumergirme en el mundo de lo sobrenatural de Dios para ejercitarme
continuamente en ellas.
Aparte que eso representó un reto para mi vida, en la medida que caminaba y
trataba de sostenerme en el logro de ese nivel de oración, me di cuenta que
requería de otro nivel de responsabilidad y sensibilidad; Que no consistía en
pedir lo que creía o quería, que debía dejar el egoísmo a un lado y quitar la
mirada de lo terrenal- Porque iba más allá de las necesidades que podía
percibir en lo físico. Pero aclaro: “A pesar de la demanda, estas
oraciones requieren de un corazón sencillo”.
Se los voy a recrear con la visión que
tuvo el profeta Ezequiel en el
capítulo 47, haciendo referencia al río que salía del templo: Del verso 3-5,9
dice: Y salió el varón hacia el oriente,
llevando en cordel en su mano; y midió mil codos y me hizo pasar por las aguas
hasta los tobillos. Midió otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta las
rodillas. Midió luego otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta los lomos.
Midió otros mil, y era ya un río que ya no podía pasar, porque las aguas habían
crecido de manera que el río no se podía pasar sino a nado… Y toda alma
viviente que nadare por donde quiera que entraren estos dos ríos, vivirá; y
habrá muchísimos peces por haber entrado allá esas aguas, y recibirán sanidad;
y vivirá todo el que entrare en ese río.
La oración en el Espíritu se trata de
sumergirnos en ese río de Dios, nadar y bucear para conocer sus misterios profundos- No se trata de llegar hasta los tobillos ni hasta las rodillas
poniendo un tope por miedo a las profundidades, sino “Sumergirnos” y desde lo profundo con Dios
clamar.
Debemos allegarnos al Padre con una actitud humilde-sin caretas, recordemos
que él no se resiste a los que se le acercan con un corazón contrito y
humillado, a veces aunque no nos damos cuenta confundimos autoridad espiritual
con dar órdenes al Todopoderoso.
El Padre sabe cuál es la intención de cada una de nuestras oraciones, El
sabe que muchas de ellas son inspiradas por apetitos y caprichos de la carne,
no perdamos el tiempo y esforcémonos en orar en Su voluntad. Su Palabra dice en
Hebreos 11:6 El es galardonador de los que le buscan.
La oración elaborada por nuestra pasión puede ser muy profunda e intensa pero
tiene justamente ese problema ¡es nuestra! La oración en el Espíritu es en su
esencia, una oración donde el protagonista principal es precisamente el
Espíritu de Dios y Su voluntad.
Una vaca sagrada que quiero matar en esta oportunidad, es que creemos que
solo orando muchas horas obtendremos entrar en las verdaderas oraciones en el
Espíritu, y no es así; Nuestra oración no debe estar medida por el reloj sino a
la calidad de la misma, aunque es bueno dedicar suficiente tiempo para esto,
pero es mejor manejar el término “no estar de prisa”.
Vamos a orar superando las barreras físicas y emocionales con el fin de lograr tocar el corazón del Padre.
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