Hasta las últimas consecuencias.
Hebreos 6:10-12 Porque Dios es justo, y no olvidará lo que ustedes han hecho y el amor que le han mostrado al ayudar a los del pueblo santo, como aún lo están haciendo. Pero deseamos que cada uno de ustedes siga mostrando hasta el fin ese mismo entusiasmo, para que se realice completamente su esperanza. No queremos que se vuelvan flojos, sino que sigan el ejemplo de quienes por medio de la fe y la constancia están recibiendo la herencia que Dios les ha prometido.
Un día meditando con el
Señor, pensaba acerca del compromiso que acarreaba ser un “verdadero cristiano
fervoroso y comprometido”. Y el Espíritu Santo me lo ilustraba de la siguiente manera:
Cuando Jesucristo estaba aquí en la tierra, muchos le seguían… de hecho, en
oportunidades los discípulos tenían que apartar un poco a la multitud que lo
agolpaba.
Algunos, al momento que se enteraban que llegaba Jesús a una ciudad,
procuraban ir para recibir su milagro; Otros se entusiasmaban
tanto que lo seguían aun más allá, para aprender un poco de él, y lo acompañaban
hasta la orilla del mar- Pero en vista que iba a embarcarse en una nave, pasaba
que… solo unos pocos se montaban en el barco con él para ir a alta mar y andar
por aguas profundas.
Estos son los tres tipos de
creyentes que aun vemos hoy en día: Los que movidos por la necesidad o el
emocionalismo lo buscaron solo por el interés del momento y al recibir lo que deseaban, se
alejaron y hasta se olvidaron de él. Los otros
anduvieron un tiempo de la mano de Jesús aprendiendo, y hasta se sintieron
entusiasmados y comprometidos de cierto modo, pero llegaron a un punto en el
que se asustaron o desmotivaron al ver la demanda del compromiso que amerita ser
un real cristiano y hasta ahí llegaron… desertaron. Y por último queda ese
pequeño remanente que le creyó a Dios (no simplemente creyó en Dios, sino que
le creyó también) y se comprometió con
él “Hasta las últimas consecuencias”, que lo sigue a cualquier costo y muy de
cerca para poder escuchar claramente Su voz y obedecerlo sin prejuicio humano
ni temor a las profundidades. Dice: Mateo
16:24-27 Entonces Jesús dijo a sus
discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su
cruz y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida la perderá; y todo el
pierda su vida por causa de mí, la hallará. Porque ¿Qué aprovecha al hombre, si
ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por
su alma? Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus
ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.
Compromiso significa: una
obligación contraída por medio de un acuerdo, promesa o pacto, entre dos o más
personas. Sepa usted que uno de los más grandes enemigos de los
creyentes en estos tiempos y uno de los principales causantes de muchas vidas
sin propósitos e infructuosas en Dios es la falta de “compromiso”.
Un
compromiso: Para un boxeador es levantarse de la lona, para un maratonista es
correr los kilómetros que le faltan cuando ya no le quedan fuerzas, para un
soldado es subir la montaña sin saber lo que le espera al otro lado, Y para un
cristiano es: Vivir agradando a Cristo en todos los aspectos de su vida- obedeciendo.
Ahora vamos a auto evaluarnos, ¿En cuál de los grupos de creyentes estamos?- ¿En los
que no tienen objetivos ni se comprometen?, ¿Los que caminan hacia un objetivo,
pero se rinden cuando la situación se torna difícil?, o ¿En los que se fijan
metas, se comprometen con ellas, y pagan el precio para alcanzarlas?
No hay que olvidar que el
compromiso auténtico tiene dos características: sinceridad y exigencia. Sólo
cuando la persona es sincera y exigente con ella misma, es auténticamente
comprometida, auténticamente amante y auténticamente libre. De esta misma
manera la verdadera libertad es la que compromete, la que transforma, la que
consume.
Si queremos andar en la voluntad de Dios, tenemos que asumir un
compromiso como el de Dios: “Serio, claro y fuerte”. No nos queda otro camino
más que el compromiso auténtico, sincero y exigente.
Y termino con este texto: Isaías 42:6,7 Yo Jehová te he llamado con justicia, y te sostendré por la mano; te
guardaré y te pondré por pacto al pueblo, por luz de la naciones, para que
abras los ojos de los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y de
casa de prisión a los que moran en tinieblas.
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