A veces tenemos más temor del "Qué dirán" que del propio Señor. Entonces entramos en una especie de turbación porque se cruzan nuestras lealtades, como señal de inmadurez y falta de identidad.
Alguien dijo: Danza como si nadie te viera, ama como si nunca te hubiesen herido, canta como si nadie te escuchara, y vive como si el cielo estuviera en la tierra.
¡Y es que nos perdemos de tantas cosas hermosas de la libertad en Cristo! por miedo a la opinión pública; Cuando en realidad siempre habrá quien murmure, critique o no esté de acuerdo con nosotros...Sencillamente porque observan las sábanas nuestras a traves de su ventana sucia.
Ciertamente, debemos cuidar nuestro testimonio, por aquello de: Las moscas muertas hacen heder el perfume del perfumista, así una pequeña locura al que es estimado como sabio. Pero no nos debe afectar al punto de "dejar de vivir" nuestras vidas propias, por hacer lo que los demás nos quieren ver haciendo; por temor a ser juzgados, mal interpretados, menospreciados, o vistos como poco espirituales- Entonces terminamos teniendo una doble espiritualidad, por convertirnos en un disfráz de lo que no somos en realidad, esclavos de tradiciones y modismos totalmente alejadas de la Gracia liberadora de Cristo.
Dice Gálatas 2:4 Algunos falsos hermanos se habian metido entre nosotros a escondidas, para espiar la libertad que tenemos en Cristo y hacernos otra vez esclavos de la ley.
Dejemos a un lado el temor al rechazo, los miedos, la verguenza, los complejos de inferioridad, la falta de identidad; Y abracemos la paternidad de Dios que nos llevará a otro nivel de libertad absoluta. Comencemos a ocuparnos del "Qué dirá el Señor", y dejemos de vivir de una vez por todas del qué dirán los hombres; Entendiendo que eso es uno de los mayores obstáculos para disfrutar del evangelio pleno y limita nuestro crecimiento.
Encontremos esa fuerza espiritual en el Eterno para disolver el miedo al rechazo, entendiendo esa hermosa palabra donde Dios nos dice que: "Somos aceptos en el amado".
Digan lo que digan, lo que importa es que sepas "quien eres en Cristo", que entiendas Su trato particular contigo, el precio de Sangre que fue pagado por ti, y que la aprobación que necesitas es la que viene del cielo.
Y por último recuerda el Proverbio que dice: El temor al hombre es un lazo, pero el que sonfía en el Señor está seguro.
Recibe paz, y camina confiado en la libertad a la que fuiste llamado.