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viernes, 13 de enero de 2017

 Resultado de imagen para esperar en dios
Seamos sinceros. Las largas esperas no son nada agradables; pero definitivamente forman nuestro carácter.
¿Has escuchado a personas decir? Señor dame paciencia ¡Pero dámela ya! Exactamente igual sentimos todos los impacientes, aunque no se lo vervalicemos a Dios.
Dice Salmos 130:5,6 Esperé yo a Jehová, esperó mi alma; En su palabra he esperado. Mi alma espera a Jehovà más que los centinelas de la mañana, más que los vigilantes a la mañana.
Y es justo en la espera más allá de lo que deseabamos que sería, que comienza a correr el reloj de Dios. Ese que puede marcar un día como mil años, y mil años como un día.
El que desespera, cae en desesperanza por causa de la falta de fe. Por eso vemos personas en la calle que existen pero no viven, porque han perdido la motivación y la esperanza vencidos por el caos que se mueve en todos los estratos.
Ciertamente, es frustrante tener prisa y ver que el Padre no está apurado; o que nuestro equipo, familia y compañeros de batalla van a un ritmo demasiado lento con respecto a nustra carrera en conjunto. Sentimos que no redimimos el tiempo juntos por aquello de los días malos, y quisiéramos como empujarlos para que reaccionen ante tanto letargo- Pero al parecer están como dormidos. Pero todos estan en las manos de Jesús y Él sigue estando al control...
El kairos del Eterno y nuestro cronos son totalmente distintos, pero si nos sintonizamos y somos entendidos en los tiempos, viviremos al ritmo del cielo sin retrasarnos ni adelantarnos a los hechos proféticos de cada momento.
La biblia nos invita a confiar en el tiempo perfecto del Altísimo, a descansar el Él como un acto de fe, a aprender a entrar en Su reposo y a echar todas nuestras anciedades ante él.
La paciencia en un fruto del espíritu, y da testimonio de nuestra llenura del Señor. Por lo tanto, la impaciencia es señal de que estamos dejando de confiar en él.
Aunque la paciencia no necesariamente es pasiva.
Hay que seguir corriendo y actuando en fe, pero sin afanes ni desesperación.
Asì que cuando te sientas como en un atolladero; Trata de buscar el auxilio del cielo para reaccionar con dominio propio, para ver las cosas desde el panorama de la paz del Señor y no perder la confianza.
Se diligente y espera. Solo los pacientes alcanzan las promesas.
Y recuerda lo siguiente: La calma se adquiere despues de muchas tormentas.
Y no desesperes, porque estamos viviendo el aceleramiento de los tiempos a causa de la cercanía de la venida de Crsito; Y los "de repente" del Señor están ocurriendo a diario.

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