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jueves, 26 de enero de 2017

Resultado de imagen para la nube de dios en el desierto
Si consideras que estás pasando por un desierto, muévete bajo la nube. Y si estas en un tiempo de paz, no te conformes con eso y déjate transformar para recibir mayor revelación, bajo la nube en el Monte de la transfiguración que es símbolo de intimidad en Su presencia.
Cuando el pueblo de Israel peregrinaba por el desierto, ver “la nube” se trataba de una guía sobrenatural en forma de columna; que iba delante de ellos para mostrarles el camino por el que Dios les ordenaba marchar.
Cuando el Señor quiso desbaratar el ejército egipcio, fue desde la nube que los miró, y que hizo cundir el desorden en su campamento. La presencia gloriosa del Señor se manifestaba frecuentemente en la nube, la «Shekiná»- «La gloria de Jehová apareció en la nube».  Fue justo una nube la que cubrió el tabernáculo de reunión, y la gloria de Jehová llenó el tabernáculo. Dios dijo en una oportunidad: «Yo apareceré en la nube sobre el propiciatorio».  De Su nube podía surgir fuego que destruía a los rebeldes y dirección hacia el camino para la victoria de sus hijos.
Dice Éxodo 13:21,22 El Señor iba delante de ellos, de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarlos, a fin de que anduvieran de día y de noche.…
Cuando esta nube  iba delante del ejército de Israel, asumía la forma de una columna, de modo que de día se parecía a una oscura columna de humo que se elevaba hacia el cielo, y por la noche una columna de fuego, para mostrar a todo el ejército qué dirección tomar. Puede imaginar el horror de  un espectáculo tan golpeado en el corazón de los enemigos. Si un enemigo los perseguía la nube se movía alrededor, y mostraba una cara caliente, ardiente al adversario. Si era de día, la nube daba vueltas a una oscuridad impenetrable sobre ellos.
En estos tiempos la nube y la columna son más vivenciales que físicas; Por eso sentimos que literalmente la nube y el fuego de Dios se ausentan de ciertos lugares, donde ni orando vuelven…Por lo que nos debemos mover para volver a caminar bajo la nube de Jehová; no sea que nos hallemos sin dirección ni cobertura siguiendo a hombres o cómodos en una zona de confort, y no bajo la cobertura Divina.
Debemos seguir la nube y la columna enfocados en el destino sin distraerse con las inclemencias del desierto y no conformarnos con lo que somos o sabemos, sino dejarnos transformar bajo esa nube.
La nube y la columna de fuego solo guiaban al pueblo de Israel en el desierto mas no a los millares de habitantes que además existían en aquel entonces sobre la tierra… del mismo modo hoy día esta nube y columna solo guían y son percibidas por aquellos que han entregado su corazón a Cristo y cuyos ojos han sido abiertos a su verdad.  Aun cuando este privilegio no puede ser comprado ni es negociable sí está a la disposición de todo aquel que esté dispuesto a seguir por el camino del desierto.  La buena noticia es que este desierto no solo promete una faena extenuante y con seguras aflicciones, aquellos que deciden seguirla cuentan con la promesa de Jesús quien ciertamente aseguró que en el mundo tendríamos aflicciones que podemos confiar porque él venció al mundo.

Culmino este periodo de reflexión invitándolos a tomar un tiempo en silencio para hacer una evaluación de su vida.  ¿Ha estado usted siguiendo la nube de día y la columna de fuego en la noche?  Tome ahora un tiempo para orar, ábrale su corazón a Dios y permita que su Espíritu Santo hable a su vida de modo que usted pueda encontrar el discernimiento, la guía y la fortaleza para levantarse y entrar en el desierto en pos de la tierra prometida.

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