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viernes, 20 de enero de 2017

Resultado de imagen para superando la depresion
En oportunidades la “Depresión”, no ataca a una persona en particular, sino que se convierte en una “atmósfera espiritual” que se apodera de lugares e influencia muchas almas hundiéndolas en  una profunda tristeza- Y eso he notado justo en este tiempo.
A ciencia cierta, todo esto surge cuando nos dejamos robar la fe en el Altísimo y colocamos la esperanza en lo terrenal. Entonces la impotencia y las dudas, junto con la mentira de que estas solo, comienzan a echar raíces y amargarte el corazón- Entonces las tinieblas de inseguridad opacan la gloria del Eterno en tu vida, y terminas sintiéndote en derrota.
Emociones negativas podemos sentir todos según el proceso que estemos viviendo y la violencia espiritual del momento; por lo que es necesario estar apercibidos y no dejar que se alojen cómodamente en nuestro corazón: Resistid al diablo, y huirá de vosotros; pero antes debemos estar sometidos a Dios.
Lo primero que debemos hacer al vernos inundados de esta atmósfera fatalista que opaca nuestro espíritu y roba el gozo es orar y cerrar toda puerta abierta sea en la mente, oídos o por frialdad espiritual. Renovar nuestros pensamientos según la Palabra fresca y revelada del Señor para nuestras vidas; Sin ocupar tanto tiempo pensando en lo imposible de solucionar, abordando lo que sí es posible y orando correctamente por todo aquello que requiere un milagro.
No te aísles. Más bien exprésate con la persona adecuada no sin antes haberlo hecho ante el Señor.
También se puede hacer catarsis escribiendo, haciendo ejercicios y saliendo de paseo con el propósito de hacer higiene mental.
Quizás estés decaído de ánimo, pero debes levantarte y fortalecerte espiritualmente, porque quien es fuerte en el espíritu no lo derriba cualquier situación.
Trata de no pensar solo en ti. Ayudar a otros te ayudará al sentirte una pieza útil en las manos del Creador.
La verdad es que Dios no se ha olvidado de ti, y ha prometido ser tu pronto auxilio en las tribulaciones, traer bálsamo a tu alma, y producir luego de esa tribulación momentánea: un cada vez más excelente y eterno peso de gloria (un nivel de madurez y fe superior).
Debes batallar contra las huestes y sujetar tus emociones: ¡Ata las fuerzas antagónicas del maligno y échalas fuera en el nombre de Jesús! Y desata paz, fe, y óleo de gozo sobre tu vida.
El clamor y la alabanza deben comenzar a fluir desde dentro de tu ser. Aunque no te nazca ni estés de ánimo, ordénale a tu alma que alabe a Jehová y no olvide ninguno de Sus beneficios. Dicen las Escrituras: Entonces clamaron a Jehová en su angustia y los liberó de todas sus aflicciones.

Así que no te postres en la queja, la lástima o la autocompasión. Levántate en alabanza y declarando proféticamente victoria y bendición.

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