En
oportunidades la “Depresión”, no ataca a una persona en particular, sino que se
convierte en una “atmósfera espiritual” que se apodera de lugares e influencia
muchas almas hundiéndolas en una
profunda tristeza- Y eso he notado justo en este tiempo.
A
ciencia cierta, todo esto surge cuando nos dejamos robar la fe en el Altísimo y
colocamos la esperanza en lo terrenal. Entonces la impotencia y las dudas,
junto con la mentira de que estas solo, comienzan a echar raíces y amargarte el
corazón- Entonces las tinieblas de inseguridad opacan la gloria del Eterno en
tu vida, y terminas sintiéndote en derrota.
Emociones
negativas podemos sentir todos según el proceso que estemos viviendo y la
violencia espiritual del momento; por lo que es necesario estar apercibidos y
no dejar que se alojen cómodamente en nuestro corazón: Resistid al diablo, y
huirá de vosotros; pero antes debemos estar sometidos a Dios.
Lo
primero que debemos hacer al vernos inundados de esta atmósfera fatalista que
opaca nuestro espíritu y roba el gozo es orar y cerrar toda puerta abierta sea
en la mente, oídos o por frialdad espiritual. Renovar nuestros pensamientos
según la Palabra fresca y revelada del Señor para nuestras vidas; Sin ocupar
tanto tiempo pensando en lo imposible de solucionar, abordando lo que sí es
posible y orando correctamente por todo aquello que requiere un milagro.
No
te aísles. Más bien exprésate con la persona adecuada no sin antes haberlo
hecho ante el Señor.
También
se puede hacer catarsis escribiendo, haciendo ejercicios y saliendo de paseo
con el propósito de hacer higiene mental.
Quizás
estés decaído de ánimo, pero debes levantarte y fortalecerte espiritualmente,
porque quien es fuerte en el espíritu no lo derriba cualquier situación.
Trata
de no pensar solo en ti. Ayudar a otros te ayudará al sentirte una pieza útil
en las manos del Creador.
La
verdad es que Dios no se ha olvidado de ti, y ha prometido ser tu pronto
auxilio en las tribulaciones, traer bálsamo a tu alma, y producir luego de esa
tribulación momentánea: un cada vez más excelente y eterno peso de gloria (un
nivel de madurez y fe superior).
Debes
batallar contra las huestes y sujetar tus emociones: ¡Ata las fuerzas
antagónicas del maligno y échalas fuera en el nombre de Jesús! Y desata paz,
fe, y óleo de gozo sobre tu vida.
El
clamor y la alabanza deben comenzar a fluir desde dentro de tu ser. Aunque no
te nazca ni estés de ánimo, ordénale a tu alma que alabe a Jehová y no olvide
ninguno de Sus beneficios. Dicen las Escrituras: Entonces clamaron a Jehová en
su angustia y los liberó de todas sus aflicciones.
Así
que no te postres en la queja, la lástima o la autocompasión. Levántate en
alabanza y declarando proféticamente victoria y bendición.
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