Tribulaciones pasamos todos: El rico por sus riquezas, el pobre por sus
carencias; los padres de familia por sus hijos, el soltero por la
soledad, el jefe por sus obreros, el trabajador por el jefe, y así
susesivamente.
Lo que hace la diferencia es la actitud y la fe con lo que la asumamos.
Nadie por más espiritual que sea, está exento de pasar por momentos difíciles, donde pareciera que estamos al final de la soga; Pero la realidad es que como hijos del Eterno nunca estaremos al final de la esperanza- Aunque sea nos debemos apegar a esa porción de fe que nos queda, del tamaño de un grano de mostaza, para ordenarle al monte que se mueva de un lado a otro.
Dice 2 Corintios 4:8,9 Así, aunque llenos de problemas, no estamos sin salida; tenemos preocupaciones, pero no nos desesperamos. Nos persiguen, pero no estamos abandonados; nos derriban, pero no nos destruyen.
Nuestros errores y procesos siempre serán una buena oportunidad para que el poder de Cristo sea perfeccionado en nosotros, y para aprender a ver las cosas por medio del cristal bíblico, pero desde otro ángulo vivencial.
Es justo en persecuciones, en medio de la traición, el luto, necesidad, ataques espirituales y pérdidas; que conocemos más a Dios y terminamos por entender que él es más grande que nuestro problema y suficientes para librarnos del dolor y la maldad.
Se viene a mi mente cuando el pueblo de Israel huía de Egipto, con sus perseguidores pisándole los talones, donde la esperanza de muchos parcía esfumarse. Entonces un socorro de lo alto llegó con una voz potente que ordena: "Dile a mi pueblo que marche". Y ante tan grande señal, aquel pueblo se lanza al Mar Rojo, abriéndose este en dos para que ellos pasasen en seco.
Entendamos algo: El enemigo podrá colocar murallas a nuestro alrededor, pero nunca podrá poner techo.
Cada día encontraremos obtáculos que saltar, y nadie lo podrá hacer por nosotros, porque se trata de nuestra carrera, donde debemos superar todo aquello que nos pone en riezgo. Habrá momentos donde el Señor mande cuervos para alimentarnos, pero habrá otros donde debemos arar la tierra para sembrar aunque parezca hárida.
El apóstol Pablo dice que somos contenedores de la gloria de Dios, pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la gloria y la excelencia del poder sea del Señor y no de nosotros.
Vivimos en un mundo caído, con demonios que quieren destruirnos y gente usada por el maligno. Pero sobre todas esas cosas tenemos un DiosTodopodeeoso a nuetro favor que ha prometido que no nos dejará huerfanos y nos ayuda a seguir adelante.
No te des por vencido, en la vida hay días grises y días soleados; Aprende a alumbrar en los grises y a disfrutar de los soleados. Pero no te postres en quejas y autocompasión; El Padre ha depositado en ti un Espíritu conquistador, por lo tando levántate y lucha, que todo lo que necesitas está dispuesto para ti en el depósito del cielo- Solo debes abrirlo con oración, obediencia y mucha diligencia.
Lo que hace la diferencia es la actitud y la fe con lo que la asumamos.
Nadie por más espiritual que sea, está exento de pasar por momentos difíciles, donde pareciera que estamos al final de la soga; Pero la realidad es que como hijos del Eterno nunca estaremos al final de la esperanza- Aunque sea nos debemos apegar a esa porción de fe que nos queda, del tamaño de un grano de mostaza, para ordenarle al monte que se mueva de un lado a otro.
Dice 2 Corintios 4:8,9 Así, aunque llenos de problemas, no estamos sin salida; tenemos preocupaciones, pero no nos desesperamos. Nos persiguen, pero no estamos abandonados; nos derriban, pero no nos destruyen.
Nuestros errores y procesos siempre serán una buena oportunidad para que el poder de Cristo sea perfeccionado en nosotros, y para aprender a ver las cosas por medio del cristal bíblico, pero desde otro ángulo vivencial.
Es justo en persecuciones, en medio de la traición, el luto, necesidad, ataques espirituales y pérdidas; que conocemos más a Dios y terminamos por entender que él es más grande que nuestro problema y suficientes para librarnos del dolor y la maldad.
Se viene a mi mente cuando el pueblo de Israel huía de Egipto, con sus perseguidores pisándole los talones, donde la esperanza de muchos parcía esfumarse. Entonces un socorro de lo alto llegó con una voz potente que ordena: "Dile a mi pueblo que marche". Y ante tan grande señal, aquel pueblo se lanza al Mar Rojo, abriéndose este en dos para que ellos pasasen en seco.
Entendamos algo: El enemigo podrá colocar murallas a nuestro alrededor, pero nunca podrá poner techo.
Cada día encontraremos obtáculos que saltar, y nadie lo podrá hacer por nosotros, porque se trata de nuestra carrera, donde debemos superar todo aquello que nos pone en riezgo. Habrá momentos donde el Señor mande cuervos para alimentarnos, pero habrá otros donde debemos arar la tierra para sembrar aunque parezca hárida.
El apóstol Pablo dice que somos contenedores de la gloria de Dios, pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la gloria y la excelencia del poder sea del Señor y no de nosotros.
Vivimos en un mundo caído, con demonios que quieren destruirnos y gente usada por el maligno. Pero sobre todas esas cosas tenemos un DiosTodopodeeoso a nuetro favor que ha prometido que no nos dejará huerfanos y nos ayuda a seguir adelante.
No te des por vencido, en la vida hay días grises y días soleados; Aprende a alumbrar en los grises y a disfrutar de los soleados. Pero no te postres en quejas y autocompasión; El Padre ha depositado en ti un Espíritu conquistador, por lo tando levántate y lucha, que todo lo que necesitas está dispuesto para ti en el depósito del cielo- Solo debes abrirlo con oración, obediencia y mucha diligencia.
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