Todos quisiéramos tener una fe poderosa como para provocar milagros e inmediatas respuestas a nuestras oraciones; Pero la verdad es que eso no es de gratis: Hay que ejercitarla así como quien hace ejercicios físicos para tonificarla y hacer una especie de músculos espirituales fuertes y definidos.
Dice Romanos 1:17 Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: El justo por fe vivirá.
Tomas tenía que ver para creer; En cambio Abraham no se debilitó en la fe; La tierra de pedregales donde cae la buena semilla, cree por un tiempo pero al momento de la prueba deja de creer; Los que tienen fe no fingida, ni se jactan de ella ni se burlan de los débiles; El centurión que se acercó a Jesús para pedir sanidad para su siervo, lo hizo con fe. Pero una gran fe la tiene aquel que es capaz de caminar sobre las aguas en medio de la tormenta sin dudar para no hundirse.
"Necesitamos llegar a un nivel de fe que haga que las cosas sucedan". Donde nuestro hablar y accionar demuestren el poder que produce la confianza en un Dios especialista en imposibles, suficiente y todopoderoso.
Nuestra fe se desarrolla según el uso que le demos, y se paraliza cuando limitamos la unción sobrenatural que el Padre ha depositado en nosotros.
Esa fe debe gobernar desde el espíritu humano: Primero en la barca en medio de la tormenta, luego nos lleva a dar el paso de caminar sobre las aguas, seguir a la par de Jesús (hablando con él y no con los compañeros miedosos que se quedaron en la barca).
Esta fe no permite distracción, ni se deslumbra con propuestas impropias, y se mantiene alimentada de la oración y la lectura de la Palabra.
En ocasiones un grano de mostaza será suficiente para mover la montaña, pero otras veces requerirá ser más atrevida y amplia; Donde será necesario desmalezar el terreno: de duda, temor o la indecisión.
Para ascender a esos nuevos niveles de fe, es necesario renovar nuestro entendimiento según la revelación del Eterno. Esa postura profética que nos lleva a caminar en otra dimensión, donde nos remontamos a gobernar desde lugares celestiales con Cristo, con un mayor nivel de influencia sobre la atmósfera espiritual y física.
Pídele a Dios que aumente tu fe. Pero ten presente que eso sucederá en la escuela de los naufragios, en la cueva con los leones, en el caminar por el desierto y el punto del abandono donde solo cuentes con la ayuda del Señor...Acudiendo con convicción y certeza ante el autor y consumador de la misma; Y provoques y veas la manifestación de Su gloria, saliendo más que vencedor en toda circunstancia.
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