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sábado, 7 de febrero de 2015

Ganancias Deshonestas.


Ezequiel 22:12,13 "En ti se ha recibido soborno para derramar sangre; has tomado interés y usura, y has dañado a tu prójimo, extorsionándolos, y de mi te has olvidado; declara el Señor. He aquí bato palmas contra las ganancias deshonestas que has adquirido..."

Hay ciertas porciones bíblicas como esta, a la que muchos le pasan por encima a la hora de negociar. Quizás creen que Dios se modernizó o elimino este principio por la situación de crisis que se vive y les da permiso de recurrir a la trampa ¡Pero no es así!
Dice Jeremías 5:26,27 Porque en mi pueblo se encuentran impíos que vigilan como cazadores al acecho; ponen trampa, atrapan a los hombres...
Parte fundamental de los creyentes con Cultura de Reino, es que se deben caracterizar por ser gente integra y honesta, no avara ni codiciosa.
Los que desean prosperar ilegítimamente, sus ganancias terminan convirtiéndose en "sal y agua" porque están sin la bendición ni aprobación de Dios.
Es totalmente reprobado por el Padre: querer ganar más de lo establecido en los parámetros legales, pagar o recibir soborno a cambio de algo, remarcar precios por encima de lo legal, comprar algo robado, evadir impuestos, obtener ilegalmente lo que le corresponde a otro, infringir las leyes terrenales para obtener beneficios monetarios y toda clase de cosas que proceden de un corazón contaminado y sin temor al Señor, para aprovecharse de la ocasión y de las personas.
Dice Miqueas 6:10,11 En la casa del malvado hay riquezas mal habidas y esas medidas falsas que aborrezco. ¿Como podré perdonar al que emplea balanzas alteradas y pesas falsas?
Quien tiene debilidad en el área del dinero, le falta fe en Dios como proveedor y hay idolatría en su corazón; Por ende, sale de la cobertura del Eterno en el área financiera.... Dios se cruza de brazos ante su necesidad a causa de su autosuficiencia.
Dice Éxodo 38:8 No acepten soborno porque les impide ver claramente y pervierte la justicia y falta de temor.
La santidad de la economía de un hogar, persona o nación, depende de nuestra conducta. Somos totalmente responsables de nuestra ruina o bendición ya que Dios prometió que El mismo reprendería al devorador de nuestras finanzas siempre y cuando no le robemos. 
Pidamosle al Padre: perdón, honestidad para nuestra vida y restituyamos todo lo que adquirimos ilícitamente; solo así comenzara la liberación financiera que tanto anhelamos.

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