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martes, 17 de enero de 2017

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Eres responsable de tus propias decisiónes.
Ni el que te aconsejó, ni por quien te dejaste manipular, ni el destino, ni las circunstancias, ni tampoco quien te engañó con falsos ofrecimientos; Solo tu, cuando voluntariamente decidiste dar ese paso.
Dice Romanos 14:2 Cada uno rendirá cuenta a Dios de sí mismo.
¿Quién decidió por Pilato la crucificción de Jesucristo? ¿Libró la influencia externa de culpa al gobernador romano? Ciertamente el escuchó los cargos y quedó convencido que aquel hombre era inocente. Pero la multitud exigió que lo ejecutaran- Y este cedió ante la presión, lavando sus manos como señal de no asumir su responsabilidad.
Para tomar decisiónes acertadas se requiere madurez y temor al Señor. Por eso debemos recordar nuestras limitaciones y saber como compensarlas.
Requiere discernimiento y una voluntad totalmente rendida al Padre; Pero sobre todo determinación y responsabilidad por lo que asumimos.
El apóstol Pablo dio un buen consejo referente a este punto, dijo: No se extravíen; las malas compañías echan a perder las buenas costumbres.
Buscando dirección Divina y con la sabiduría de Dios, podemos tomar las decisiónes correctas; pensandolo bien y filtrando todo por lo que dicen las Escrituras- A sabiendas que la opción que elijas marcará tu destino.
No lo hagas de manera impulsiva, automática, en medio del enojo o visceralmente; sino mas bien de manera racional y espiritual; Porque lo que decidas hoy será el producto de lo que vivas el mañana.
Usa como premisa el Proverbio que dice: Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas.
Necesitas mirar el panorama con objetividad, y no a traves del cristal de las emociones del momento. Organiza tus ideas, apunta a una meta clara, evalúa los beneficios y no te fíes de experiencias pasadas.
"Una buena decisión hace que las cosas sucedan y no que simplemente ocurran por sí solas".
Comienza por decidir llenarte de la presencia de Dios, que de allí en adelante Cristo alumbrará tu camino y te guiará por sus sendas de justicia, aun si a donde te dirijes es algo que antes no habías explorado.
Aférrate al Señor y glorifícalo donde quiera que estes.

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