La Ansiedad.

1 Pedro 5:7 "Echando toda su ansiedad sobre Él, porque El tiene cuidado de ustedes".

Vivimos en un mundo sumamente convulsionado, que a diario nos invita a salir del estado de fe y paz de Dios para entrar en un "Estado mental de inquietud, intensa excitación y una extrema inseguridad, llamado- Ansiedad".

La ansiedad es uno de los problemas emocionales-espirituales (porque son espíritus atormentadores los que operan) más frecuentes de nuestros días en los países desarrollados. Se calcula que hasta un 20% de personas sufre alguna forma de ansiedad: fobias, trastornos de pánico, ansiedad generalizada en forma de inseguridad y aprensión constantes, síntomas físicos como mareos, ahogos, dolores de cabeza, etc.

Por eso día a día debemos enfrentar la tentación de caer en las garras de la ansiedad: Con el escudo de la fe; Y ante cada invitación, citarle la palabra oportuna diciendo, escrito está...

Dice Mateo 6:25 Por eso os digo, no os preocupéis por vuestra vida, qué comeréis o qué beberéis; ni por vuestro cuerpo, qué vestiréis. ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que la ropa?

Si colocamos a Cristo en primer lugar, tenemos una actitud optimista ante la vida, Confiamos en que el Padre conoce nuestras necesidades, creemos que El es quien provee, evitamos especular en cuanto al futuro y llenarnos de malas noticias, no abriremos las puertas al malignos para caer en este estado.

Dice Salmos 55:22 Echa sobre el Señor tu carga, y El te sustentará; El nunca permitirá que el justo sea sacudido.

El antídoto para la ansiedad es la oración, porque acercándonos a Dios le conoceremos más y sabremos todo lo que es capáz de hacer.

Si le escuchamos más a Él y menos las especulaciones de los hombres, disfrutaremos plenamente de Su dulce reposo.