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domingo, 14 de junio de 2015


Los Termino Medio.


Apocalipsis 3:15,16 "Se todo lo que haces. Se que no eres frío ni caliente; ¡Ojala fueses frío o caliente! Pero como eres tibio...te vomitaré de mi boca"

Laodicea era una opulenta ciudad, conocida por su banca industrial, manufactura de lana y escuela de medicina. Pero siempre tuvo problemas con el suministro de agua; Por lo que construyeron un acueducto que llevara agua desde los manantiales de agua caliente hasta la ciudad- Pero cuando llegaba a la ciudad ya el agua estaba tibia.
Los creyentes de aquel lugar habían llegado a ser tan insípidos espiritualmente como el agua del lugar. No adoptaron una posición firme ante Dios, y su indiferencia y apatía los condujo a la ociosidad y tibieza; Se estaban "auto destruyendo" por sentirse auto suficientes y por seguir al Señor a medias (a su manera) y con una entrega fingida.
Dice Apocalipsis 3:17 Porque dices: Soy rico, he prosperado y de nada tengo necesidad; Y no sabes que eres miserable, pobre, ciego y desnudo.
Seamos honestos y evaluemos si estamos en el grupo de los "Termino medio". Notemos que para llegar al estado de tibieza espiritual, iniciamos estando calientísimos, y luego permitimos que el calor se escape. 
Si nos revisamos, vamos a notar que todos tenemos un área tibia en nuestras vidas y es justamente esa la que debemos rendir al Padre para reivindicarnos y avivar con Su fuego de Dios en nosotros.
Si no edificamos el Reino a la manera del Señor, entonces estamos edificando algún otro reino, sea propio o sea del enemigo. Porque el principio de la tibieza es que ya no damos gloria a Dios, ni cumplimos Su voluntad como es debido.
Dice Zacarías 11:8 Y destruí a tres pastores en un mes; Pues mi alma se impaciento contra ellos, y también el alma de ellos me abrorreció a Mí .
No se trata de convertirnos en inquisidores post modernos, sino de restaurar nuestra relación y compromiso con el Eterno. De dejar que nos moldee como nuestro Alfarero y se glorifique en nosotros.
Vamos a pedirle perdón a Dios por causarle náuseas- ¡Avivemos el fuego del don de Dios que está en nosotros!

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