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lunes, 15 de junio de 2015


Para Vida y 

No Para Muerte.


Juan 11:4 "Cuando Jesús lo oyó, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado en medio de ella"

El diseño de Dios para Sus hijos (templos del Espíritu Santo), no ha sido ni será que vivan enfermos o dependiente de fármacos- Por eso necesitamos creer y entender Su Palabra donde registra, que Jesucristo llevó "todas" las enfermedades en la cruz para que nosotros viviésemos saludables.
Existe la salvedad en algunos casos. El permite que nos enfermemos con propósitos específicos: Si ya hemos cumplido nuestra misión en la vida y ha llegado el termino de nuestros días, la enfermedad es para muerte- Aunque en Cristo siempre tenemos la esperanza del hogar celestial y vida eterna allá en el cielo. Y si aun no se ha cumplido el propósito del Señor, pero no estamos cuidando el templo u ocurre como algo fortuito, la enfermedad es para El glorificarse en nuestra sanidad y enseñarnos algo en el proceso; entonces ésta es para vida.
Dice Job 5:18 Porque El es quien hace la llaga, y El la vendará: El hiere, y Sus manos curan.
Nuestra actitud ante la enfermedad nunca debe ser resignación o queja, sino mas bien fe y expectativas en Dios. Ir a El y preguntarle: ¿Padre, este mal es para vida o para muerte? Porque Su designio siempre será el mejor.
En esta oportunidad, Marta y María , hermanas de Lázaro quien ya había muerto, reaccionaron de manera diferente. Marta le dijo: Señor, si hubieras estado aquí mi hermano no habría muerto. Y María, se postró a Sus pies y luego le dijo lo mismo que Marta. A pesar de que ambas le dijeron lo mismo, su actitud fue diferente- Una reclamó, y la otra adoró...Y por ende, la reacción de Jesús fue diferente ante una y otra.
Dice Juan 9:3 Jesús respondió: Ni este pecó, ni sus padres; sino que está ciego para que la obra de Dios se manifieste en él.
En estos casos la fe puede más que el entendimiento, es escuchar la voz de Dios lo que hace la diferencia; Solo así entenderemos el camino a seguir según el propósito Divino. 
Nuestro Dios es sanador por excelencia, Señor de milagros y Padre amante; Nunca le dará a un hijo piedras si le pide pan. Solo debemos hacer oraciones eficaces y abrir nuestros oídos a El para traer la bendición, aprender en el proceso y caminar en Su propósito.

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