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martes, 9 de junio de 2015


Mi Porción.


Lamentaciones 3:23 "El Señor es mi porción, dice mi alma; Por eso en El espero"

La bendición de ser verdaderos hijos de Dios, es que nuestra ración en este mundo y en la vida eterna la determina El mismo y es "El mismo". Quien comenzó haciéndonos señorear sobre todo en la tierra, luego nos envío a Su único Hijo, y sigue dando y prometiendo herencia, galardón, bendiciones físicas, espirituales y materiales- Pero la clave de este "Principio" es que entendamos ante todo deseo, ambición o convicción, que al tenerlo a El, lo tenemos todo... Las añadiduras vienen por gracia y debemos hallar plena satisfacción primeramente en Dios.
Dice Salmos 16:5 El Señor es la porción de mi herencia y de mi copa; El sustenta mi suerte.
Hay revelación en esto de Jehová como nuestra porción y herencia: Por ejemplo: Al repartir las tierras entre las 12 tribus de Israel; el Padre no otorgó ninguna a la tribu de Leví afirmando que los sacrificado a Jehová eran su herencia; Esa porción para que Ester fuera reina cuando su pueblo estuvo a punto se ser exterminado no fue casualidad; El mismo efecto de la porción fue lo que produjo que un pastor joven como David, librase a su pueblo de aquel gigante que los tenia avergonzados; Ocasionó que Pedro tuviera una gran pesca echando la red en Su Nombre, después de haber agotado sus recursos y fuerzas intentándolo, etc Sencillamente porque todo lo que el Padre ha prometido y dicho que nos corresponde, no depende de la crisis ni de nuestras fuerzas o cualquier factor externo, solo es nuestro porque la boca del Gran Yo Soy lo ha hablado y Su brazo se encarga de ejecutarlo en el tiempo correspondiente.
Dice Salmos 119:57 El Señor es mi porción; He prometido guardar Sus Palabras.
Vamos a creer esto, porque cuando El es nuestra prioridad y tenemos fe que El está sobre todas las cosas, no tenemos por qué temer ni afanarnos por nada. Si el es nuestro pastor, entonces nada nos faltará; Si es nuestra Roca, Escudo, Salvación, Sanador, Proveedor, entonces tengamos seguridad plena en Su Suficiencia y bondad como Padre amante.
Aunque tu presente no sea el mejor, recuerda que eso es pasajero porque tu destino está en manos del Eterno.
Que Su Palabra alumbre tu camino y tu oración traiga refrigerio oxigenando tu alma. 
Dios no es hombre para mentir ni hijo de hombre para arrepentirse, El cumple Sus promesas. 

¡Solo confía en El y El hará!

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