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domingo, 30 de agosto de 2015


Soldados de Cristo.


2 Timoteo 2:3,4 "Sufre penalidades conmigo, como buen soldado de Jesucristo. Ningún soldado en servicio activo se enreda en los negocios de la vida diaria, a fin de poder agradar al que lo reclutó como soldado"

Un soldado es alguien consciente de que se enlistó en un ejercito donde debe someterse a disciplinas que lo harán mas fuerte y resistente, y siempre está presto para la batalla.
Uno de los calificativos de los hijos de Dios es que somos "Soldados deJesucristo", justamente para reconocer que estamos en el equipo correcto, pero que necesitamos ejercitarnos espiritual, física y emocionalmente con cada enseñanza, disciplina, y batalla de la vida, para que aprendamos y nos fortalezcamos; Entonces ningún ataque nos tome por sorpresa, ni nos atemorice y mucho menos nos derrote- Precisamente porque estamos bien capacitados para todo enfrentamiento y dotados con armas espirituales que nos da el Señor de los Ejércitos.
Dice Deuteronomio 20:5-7 Luego hablarán los jefes y dirán: Si alguno de ustedes ha construido una casa nueva y todavía no ha vivido en ella, que vaya a disfrutar su casa, no sea que muera en batalla y otro la estrene. Y si ha plantado un viñedo y no ha podido disfrutar de el, que vaya a su casa, no sea que muera en combate y otro recoja las uvas. Y si se ha comprometido en matrimonio y todavía no se ha casado, que vaya y se case, no sea que muera y otro se case con su prometida.
Esto no es otra cosa que un llamado al desapego y a terminar lo que comenzamos; Porque un soldado no puede estar con su corazón en un lugar y su mente en otra. Para todo hay un tiempo pero el enfoque en la conquista de territorios, personas y lugares para Cristo debe ser su prioridad, sin abandonar las otras responsabilidades. Siempre armados, preparados, entregados, leales, fortalecidos y listos para ganar, como mas que vencedores que somos.
Dice Eclesiastes 2:1-6 Hijo, si decides seguir y servir al Señor, prepara tu corazón para la prueba. Endereza tu alma y tu corazón. Se firme y no te inquietes en el momento de la desgracia. Únete al Señor y no te separes para que al final de tus días seas enaltecido...Confía en El y vendrá en tu ayuda. Endereza tus caminos y espera en El. 
Como soldados, cada paso que damos debe ser con marcha firme, constante y seguros. Las emociones negativas no nos deben dominar, es necesario abstenerse de los deseos de la carne, no debemos simpatizar con el enemigo y mucho menos mirar lo que dejamos atrás. 
Con la armadura puesta y el discernimiento activo no desertaremos a tan alto llamado del Eterno. 
Levántate y pelea, ayuda al soldado caído- Una derrota no significa que hayas perdido la batalla. ¡Tu victoria es segura!

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