¿Distraídos?
Job 8:11-13 "El junco y el papiro crecen solo donde abunda el agua; Sin embargo, estando aun verdes y sin cortar, se secan antes que otras hierbas. Lo mismo pasa con los malvados y con los que se olvidan de Dios: Sus esperanzas quedan frustradas"
En otras palabras: Job dice que quienes se desenfocan de su esperanza, se salen del diseño de Dios...y cuando menos piensan, ya se han olvidado del sacrificio de Jesús, se debilitan, quedan sin frutos y a la postre, mueren.
El mundo esta lleno de invitaciones aparentemente buenas a tomar atajos en "el camino", a quitar la mirada de lo eterno para colocarla en el facilismo y lo terrenal; de luces de colores que nos distraen para que quitemos la mirada de Cristo y la pongamos en el hombre y sus fuerzas- Son formas sutiles de desviarnos de nuestra adoración al Padre, con la que muchos han caído en idolatría y aun no se han dado cuenta; Puede pasar aun dentro de la iglesia inmersos en las actividades de la misma.
El enemigo de nuestra alma hace uso de la invitación sutil al poder, la codicia, el orgullo, la apatía, los temores, falta de fe y cualquier circunstancia externa para mantenernos distraídos y desenfocados, con el fin de sacarnos de la voluntad de Dios.
Dice Santiago 4:17 El que sabe hacer lo bueno y no lo hace, le es pecado.
Mientras la iglesia está preocupada en impulsar talentos, en cual de ellas tiene mas gente, en disputas infructuosas, actividades para llenar espacios donde los hombres salen igual de vacíos y celos. Esta generación sigue gimiendo en la espera de la manifestación de los hijos de Dios; con cultura de Reino, pasión por las almas y su altar personal encendido como un verdadero adorador.
Dice 1 Timoteo 6:6 Ellos están contentos con lo que les asignó Dios, sabiendo muy bien que esto es lo mejor para ellos.
Cuando hay factores que alteran nuestras emociones y estas no están alineadas al Espíritu...Nos distraemos por cualquier cosa como niños espirituales.
Recordemos a diario nuestra misión real como hijos del Eterno aquí en la tierra y hagamos un compromiso formal que trascienda. Vamos a volver a la cruz y pedirle al Señor que avive esa pasión para cumplir Su propósito en nosotros y centrémonos con la mira en las cosas de arriba y no en las de la tierra.
No dejemos que la distracción nos robe la bendición.
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