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lunes, 3 de agosto de 2015


Violencia de Urbe.


1 Juan 5:19 "Sabemos que somos de Dios, y que el mundo entero esta bajo el poder del maligno"

Ya en el mundo entero se han traspasado los limites de la convivencia ciudadana. El irrespeto al bien ajeno y a la vida son valores casi extintos. Con solo encender la TV las noticias muestran un panorama de muertes, hurtos, secuestros, torturas, violencia domestica, y hasta violencia físicas y psicológicas en las escuelas.
Los ciudadanos tratan de mantenerse en sus hogares, mientras los chicos malos se apoderan de las calles.
La violencia: es la fuerza física ejercida con el propósito de violentar, dañar o abusar. Debemos tomar en cuenta que una mente violenta es tan hiriente y peligrosa como la violencia de las manos.
Dice Lucas 4:6 Y el diablo le dijo: Todo este dominio y su gloria te daré; pues a mi me ha sido entregado, y a quien quiero se lo doy.
La gente que insiste en cerrar su corazón a Dios se convierte en marioneta del maligno; Porque viven sin temor al Señor, sin conciencia espiritual, sin amor, y eso lo convierte en alguien perverso y depravado.
La sociedad no termina de tomar conciencia y entender que "la violencia no es la solución". La violencia en realidad es la reacción que funciona como recurso para tratar de restaurar lo que es correcto, a los ojos del agresor- Pero la verdad es que violencia genera más violencia.
Dice Juan 17:15 No te ruego que los saques del mundo, sino que los guardes del maligno.
Cuando nos encontramos envueltos en situaciones de violencia, es cuando más debemos recordar la diferencia entre "juicio de Dios o nuestra propia venganza" que resulta del orgullo. Porque si en algo debemos estar claros como cristianos, es que al único que le compete ejercer justicia es a Jehová el Señor, y nuestro abogado defensor se llama Jesucristo; Por lo tanto, no nos conviene imponer nuestra justicia provocando que el Eterno cruce Sus brazos y nos deje solos en el asunto.
Salomón, el hombre mas sabio de la historia, dijo: "No envidies al hombre injusto, ni escojas ninguno de sus caminos" (Proverbios 3:31). 
La oración, el amor, el saber descansar en Dios y la paciencia, superan la violencia y la ira en todo momento. 
Como hijos de Dios, debemos reconocer nuestra posición en estas situaciones y estar conscientes que lo único que tenemos que levantar cuando nos amenazan, es el nombre de "Jesús". 
No temamos, al Padre no se le escapa nada de las manos y hará lo que dijo que haría, y ocurrirá lo que dijo que ocurriría.

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