Frutos, Dones y Talentos.
Hay una gran diferencia entre los dones y los frutos. Los frutos buenos vienen como resultado beneficioso de una vida que ha aceptado el trato de Dios y le ha entregado cada área de su vida ser el fin de parecerse a Jesucristo.
Dice Gálatas 5:22,23 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
Pero a pesar que se mencionan solo 9, se trata de 1 fruto (el amor) que es dividido en 9 aspectos. Y por medio de ellos edificamos vidas exponiendo la obra de Cristo en nosotros y siendo de bendición para los demás.
Los verdaderos cristianos nos damos a conocer por "los frutos"; Una vida de madurez con un carácter moldeado por Dios.
Por otro lado, los dones espirituales, son un regalo del Señor por medio de Su Gracia, para edificarnos unos a otros, y se manifiestas por momentos de forma sobrenatural en la vida de quien los posee.
No son lo mismo que talentos o dones motivacionales, ya que estos provienen de una combinación entre la genética y el medio ambiente, o porque al Padre le plació otorgarle a ciertos individuos habilidades como: arte, música, matemática, etc.
Dice 1 Corintios 12:8-10 A uno el Espíritu le da la capacidad de dar consejo sabio; a otros el mismo Espíritu le da un mensaje de conocimiento especial. A otros le da gran fe y a alguien más ese único mismo Espíritu le da el don de sanidad. A unos les da poder para hacer milagros y a otros la capacidad de profetizar. A alguien más le da la capacidad de discernir si un mensaje es del Espíritu de Dios o de otro espíritu. Todavía a otro le da la capacidad de hablar un idioma desconocido; mientras que a otro se le da la capacidad de identificar lo que se está diciendo.
Por lo general muchos de nosotros anhelamos ciertos dones; pero pocos estamos dispuestos a ir a diario a la cruz a clavar nuestros impulsos errados y carnalidades para que broten los frutos espirituales.
Permítanme decirles que lo que nos asegura el cielo son los frutos y no los dones; por eso es necesario hacer lo que decía Pablo: Por lo tanto yo muero cada día. ¡Dios nos ayude! Al que mucho se le da, mucho se le demanda...
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