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miércoles, 18 de febrero de 2015

Pidiendo ser Purificados.

Salmos 51:10 Oh Dios, ¡Pon en mí un corazón limpio!, ¡Dame un espíritu nuevo y fiel!

Cuando nosotros nos acercamos a Dios en una actitud de constricción y arrepentimiento, una de los pasos que necesitamos dar es reconocer nuestro estado interno. Pero lejos esté de esa declaración el “hacernos las víctimas” por nuestro mal proceder, porque no vamos a hallar ni el perdón, ni el favor del Señor.
Cuando David hizo esta afirmación en el Salmo 51, lo primero que le pidió al Señor fue que “Creara en él un corazón limpio”. Notemos que no desconocía la potencia de Dios como Creador, por eso le dijo “Crea”; queriéndole decir: ¡prodúcelo de la nada por favor!
Referente a la palabra corazón, los hebreos lo veían como el centro o la totalidad del hombre, donde se encuentra asentado el carácter, la personalidad y la voluntad.
Luego continúa pidiendo “Renueva un espíritu recto dentro de mí”: En esta afirmación la palabra “espíritu”, es referente al alma: Donde están alojadas las emociones, pensamientos e intenciones (estrechamente ligada al corazón). Y el salmista le pide “Renueva”, es decir: Llévalo a un estado nuevo, puro y noble ya que nadie nace con un corazón corrompido…
Englobando estos dos párrafos, el salmista le está rindiendo “Su carácter” a Dios, con todo lo que eso implica. Había decidido dejar sus bajas pasiones a los pies de Jesús. Todas sus relaciones habían estado rotas por causa del pecado y aquel hombre estaba dispuesto a restituir con Dios y con los hombres.
Alguien dijo: “Pecar produce placer, el placer pasa, las consecuencias del pecado quedan; Obrar bien produce dolor, el dolor pasa, los beneficios del bien quedan”.
Cuando descuidamos nuestra comunión con el Padre, inevitablemente se desordenan las prioridades que deberíamos tener como sus hijos y como consecuencia esto trae contaminación de cuerpo, de mente y de espíritu. Necesitamos un cateterismo espiritual hecho de por la mano del mismo Dios.
¿Ustedes saben lo que es un cateterismo? Les explico: En algunos de los casos cuando se practica esta intervención quirúrgica a personas que por largo tiempo sufrieron de niveles de colesterol (grasa en la sangre) altos, debido a la mala alimentación y falta de ejercicios. Esto los lleva al punto que obstruye las vías circulatorias (las venas y arterias), y una de las consecuencias es que la persona comienza a padecer de enfermedades cardiacas, debido a que la grasa de adhiere a las paredes de las venas y engrosa el conducto por donde debe fluir el torrente sanguíneo; y esta obstrucción hace que el corazón se vea afectado. Es allí cuando se recomienda la operación llamada “Cateterismo”: Que se trata de introducir un tubo hueco y flexible por una de las arterias principales hasta llegar al corazón; y en su trayectoria va despegando esas adherencias, para que así la sangre pueda irrigarse como debe ser. Al llegar al corazón, por ese mismo tubo se agrega un líquido llamado contraste, que al hacer estudios con rayos X, hará que se vea con más claridad en el estado en el que se encuentra este órgano.
El mismo efecto dañino que hace la mala alimentación y la falta de ejercicios o sedentarismo, lo hace el pecado en nosotros-  nos va matando silenciosamente al punto de enfermar nuestra alma y corazón hasta anularnos. Dice: Romanos 6:23 Porque la paga del pecado es  muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.

Este es un buen tiempo para revisarnos e ir a Dios pidiendo nos renueve y nos ayude a perseverar en una vida santa y consagrada a Él. Para mañana es tarde…

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