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martes, 3 de febrero de 2015

Que Cristo sea el Centro.


Salmos 16:8 "Al Señor he puesto continuamente delante de mi; Porque está a mi diestra, permaneceré firme"

Una vida auténticamente cristiana, necesita como requisito principal "estar centrada en Jesucristo". Es decir: vivir para El, caminar a Su lado, depender de El, obedecerle en todo, adorarle solo a El, estar comprometido con El y amarle sobre todas las cosas.
La verdad es que hay quienes se hacen llamar cristianos y lo tienen solo como un "comodín" a la hora de un percance; o porque oran de vez en cuando, hagan una que otra buena obra y vayan a una iglesia sienten que cumplen plenamente con su responsabilidad como creyentes... Pero el resto del tiempo son dueños y señores de todo.
Dice Galatas 2:20 Y ya no soy yo quien vive, sino que es Cristo que vive en mi. Y la vida que ahora vivo en el cuerpo, la vivo por mi fe en el hijo de Dios, que me amó y se entregó a la muerte por mi.
Necesitamos revisarnos a diario y evaluar si en verdad estamos viviendo para El o para nuestros deleites; Es mirar hasta dónde estamos comprometidos con lo que nos ha encomendado y ver si aun nos motiva es ese amor desbordante por agradar Su corazón; O nos hemos convertido en cristianos mecanizados y profesionales- Que actuamos según lo que suponemos o creemos saber y no bajo Su dirección.
Dice Efesios 4:22-24 Por eso, deben ustedes renunciar a su antigua manera de vivir y despojarse de lo que antes eran, ya que todo eso se ha corrompido a causa de los deseos engañosos. Deben renovarse espiritualmente en su manera de juzgar y revestirse de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios y que se distingue por una vida recta y pura, basada en la verdad.
¿En torno a que gira tu vida? ¿A lo material, a algún ser querido, al trabajo o según donde te lleve la corriente?
Amar y vivir para el Señor consiste en que nuestra vida entera gire en torno a El y justo El sea el centro. Eso debe convertirse en un placer para los que decimos seguirlo. 
Nuestro espíritu debe estar tan unido al del Padre, que sintamos a través de El para accionar ante todo lo que nos presenta la vida- Ese debe ser nuestro norte.
¡No se trata de cuán cristianos parezcamos sino de nuestra relación con El!

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