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sábado, 9 de mayo de 2015


El Pacto Matrimonial.


Salmos 118:8 "Mejor es esperar en el Señor, que esperar en el hombre"

Siempre me he manejado con la premisa: Dios no une solo personas sino propósitos; porque Su propósito para el matrimonio es que le glorifiquen como "un equipo" encargado de formar familias sanas y funcionales, que atraigan Su Reino y lo establezcan en esta sociedad.
Cuando una pareja se casa, quien auspicia la ceremonia concluye diciendo: Lo que Dios une que no lo separe el hombre. Porque el reto no es solo enamorarse sino mantener vivo el amor. Por eso mas allá de los encantos físicos, es necesario que ambos remen en una misma dirección con un mismo "plan de vida" en el río de Dios, con aspiraciones afines juntamente con sus llamados y propósitos...que todo apunte hacia un mismo norte en unidad espiritual con Cristo, respaldados con un mutuo compromiso, entrega, responsabilidad y fidelidad; Amándose sabiamente y no solo emocionalmente, porque en el amor, amar no es suficiente.
Dice Génesis 2:24 Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su esposa, y los dos lleguen a ser como una sola persona.
Al contraer matrimonio, ya ninguno de los cónyuges debe depender de sus padres, ni emocional, ni económica, ni espiritualmente (necesitan madurar como pareja en su espacio propio). ¡Dejar padre y madre para hacerse como uno! Requiere cortar el cordón umbilical de la dependencia y desarrollar su familia con la revelación del Padre y Su diseño en la mayordomía familiar.
Este pacto ameríta estar unidos no solo corporalmente, sino emocional y espiritualmente; casados en las decisiones, en el área económica, en el área sexual, ministerialmente, etc. Ninguna de las áreas de su vida puede estar divorciada de su otra mitad "Son Uno" y esto debe cuidarse para que permanezca la unidad.
Dice Génesis 2:18 Luego dijo el Señor: No es bueno que el hombre esté solo. Le voy a hacer alguien que sea una ayuda adecuada para el.
Entre la pareja debe haber "compenetración", donde tanto el uno como el otro, sienta la presencia física, moral y espiritual de su cónyuge. Eso ayudará siempre, a no sentir vacíos en el matrimonio. 
Pero lo más trascendente e indispensable es que la pareja ore junta para que no se apague la llama espiritual y amorosa entre ellos- Que ambos se estimulen a la comunión y dependencia del Padre, nutriéndose espiritualmente. 
Dios ama y bendice los matrimonios. La biblia comienza con el de Adán y Eva y termina con Las Bodas el Cordero. Así que reafirma tu compromiso con el Eterno y tu pareja a diario, y ponlo siempre a El en primer lugar. 
No pierdas la perspectiva: Cordón de tres dobleces (Tu pareja, tu y el Espíritu Santo) no se romperá jamás.

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