El Tono de
Tus Palabras.
Proverbios 15:1 "La suave respuesta aparta el furor, pero la palabra hiriente hace subir la ira"
Cuando nos comunicamos no solo lo hacemos con palabras, sino también con gestos, expresiones corporales y tono de voz. Por eso en ocasiones podemos decir algo, pero sin lograr que el mensaje llegue o la respuesta deseada.
El tono de voz revela mas cosas que los pensamientos; por eso a veces, aunque no lo notemos, cuando decimos algo estamos enviando dos mensajes: Uno con palabras y otro con el tono en que lo decimos.
La verdadera forma de las palabras no la tiene el significado, sino la esencia con la que está cargada- La verdadera intención del corazón.
Dice Proverbios 15:18 El hombre irascible suscita riñas, pero el lento para la ira apacigua contiendas.
Por lo general, las personas muy viscerales, las cuales dejan que sus reacciones carnales o químicas dominen su corazón, aunque pretendan manifestar "verdades espirituales", no logran llegarle a la gente porque sus palabras no proceden de un espíritu apacible y tanto sus gestos como su tono hablan otro discurso.
Mas importante es como se dice, que lo que se dice- Una palabra o expresión vacía de amor es igual que un cuerpo sin corazón.
Por eso comunicarse es un arte que no se trata solo de mover la lengua, sino de accionar correctamente para nutrir el sonido del espíritu y darle vida a lo que decimos.
Dice Proverbios 25:15 Con mucha paciencia se persuade al príncipe, y la lengua suave quebranta los huesos.
Para eliminar toda barrera en la comunicación, debemos: Aprender a dosificar nuestras emociones, llenarnos del amor de Dios y dar frutos espirituales, no reaccionar de forma precipitada, saber escuchar primero, discernir el momento indicado para hablar, y bajar los decibeles de orgullo y arrogancia.
Cada situación requiere una entonación precisa. Con cariño, amabilidad, calma, amor y respeto, siempre estaremos calibrados tanto espiritual como emocionalmente para comunicar eficazmente.
Como buenos hijos de Dios, tomemos el ejemplo de Jesús; Y transmitiendo toda verdad con amor y sabiduría, aprendiendo a guardar silencio cuando sabemos que no va a edificar lo que digamos o la manera como saldrá en ese momento lo haremos como El lo hiciera.
El Espíritu Santo está presto para ayudarnos siempre.
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