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viernes, 1 de mayo de 2015


Puertas.


Apocalipsis 3:8 "Yo conozco tus obras. Por tanto he puesto delante de ti una puerta abierta que nadie puede cerrar. Aunque tienes poco poder, has guardado Mi Palabra y no has negado Mi nombre"

Por lo general, cuando pasamos por ciertas crisis y vemos como que el circulo se está cerrando, algunos en medio de la desesperación quisieran tener el poder de traspasar paredes o violentar puertas cerradas para pasar al otro lado a un mejor lugar.
Pero lo cierto es que si en medio del problema, por feo que se encuentre el panorama, forzamos una puerta que Dios no nos ha abierto...no nos irá bien del otro lado, por lógico y legitimo que nos parezca salir en ese momento de donde nos encontramos. Tomemos primero en cuenta que en medio del dolor, cuando tenemos emociones encontradas, no debemos tomar decisiones permanentes.
Dice Apocalipsis 3:10 Porque has guardado la palabra de mi perseverancia, yo también te guardaré a la hora de la prueba, esa hora que está por venir sobre todo el mundo para poner a prueba a los que habitan sobre la tierra.
El apóstol Pablo dijo en una oportunidad: "Y se me abrió una puerta pero no tuve paz porque uno de los discípulos estaba enfermo y tuve que regresar".
Quizás se te estén abriendo varias puertas, pero es necesario actuar con temor a Dios, prudencia, sabiduría, discernimiento y madurez, para ser entendidos y saber por cual entrar y por cual no.
Dice Mateo 16:19 Jesús le dijo a Pedro: Te daré las llaves del Reino, y todo lo que prohíbas en la tierra sera prohibido en el cielo, y todo lo que permitas en la tierra, sera permitido en el cielo.
Las puertas se abren con llaves espirituales, y el Padre nos entregó a los ciudadanos del Reino las llaves para abrir las puertas correctas y para cerrar las incorrectas (Como por ejemplo "cerrar las del infierno", cuando dijo: Y las puertas del infierno no prevalecerán contra la iglesia de Jesucristo). Porque aunque El es quien da la orden para que sean abiertas o cerradas, les dio a Sus hijos la autoridad para hacerlo bajo Su dirección y en Su nombre.
La oración y la obediencia son llaves fundamentales para entrar o clausurar una puerta; Por eso el problema nunca debe verse como una puerta cerrada, sino que con conciencia espiritual debemos aprender a elegir la llave correcta para superarlo- Esa estrategia que nos dará el Eterno para pasar al otro lado por el portal indicado. 
Todo esto se resume en la dependencia absoluta del Padre. Para que no desesperemos ante las puertas se nos cierran, porque quizás te esté librando para que no te desvíes de tu destino profético y aprendas a entrar con dignidad, humildad y sencillez por las puertas que El te abre; Porque ciertamente ellas darán el acceso a algo mejor.
Recuerda: Donde Dios abre, nadie puede cerrar; Y donde Dios cierra, nadie puede abrir.

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