¡Brilla!

Juan 12:36 "Entre tanto que tengan la Luz, crean en la Luz para que sean hijos de Luz..."

Cuando Moisés subió al monte a orar y recibir la revelación de la ley de Dios, bajó con un brillo en su rostro que ni el mismo lo podía resistir- Eso fue producto su acercamiento cara a cara con el Padre.

En oportunidades veo personas con ese hermoso brillo del Señor, que les da una gracia especial y hasta los hermosea; pero al pasar el tiempo cuando los vuelvo a ver pareciera que su brillo se opacó y algunos hasta lo pierden por completo.

Dice Juan 8:12 Jesús les hablo otra vez diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.

¡Es hora de brillar mas que nunca! No busquemos arrimarnos a quien brilla para disimular nuestra falta de luz o tratar de brillar con luz prestada; No hay excusas para decir que queremos pasar inadvertidos cuando dejando de brillar no le hacemos un bien a nadie; No dejemos que nada nos robe el brillo de Dios tratando de arroparnos con mantos de religión; No perdamos la esencia divina buscando tu luz en corrientes extrañas para ser aceptado. La luz que no "brilla" no alumbra como debe ser... Y brillando no dejas de ser humilde, porque la valoración sincera de lo que somos es aceptar nuestra verdadera identidad en Cristo, brillando con todo lo que El nos da, incluyendo dones y talentos.

Dice Efesios 5:8 Porque antes ustedes eran tinieblas, pero ahora son luz en el Señor; anden como hijos de Luz.

A veces el celo de los que brillan con menos intensidad nos trata de apagar con mentiras que dicen en el nombre del Señor, pero con fines egoístas y malvados. Y es una trampa del maligno porque mientras más hijos del Eterno brillen, más se disipan las tinieblas y a los cautivos se les revela la Luz del Salvador.

Que nuestra vida, obras, palabras y aún nuestro silencio, muestren el brillo del cielo en nosotros; Para que esa luz sea tan potente, que pueda guiar a aquellos que aun andan a tientas y glorifiquemos a Dios con eso. 

¡Brilla! No dejes que nada ni nadie robe esa gracia especial que Dios ha depositado en ti.