Guarda Silencio.
Salmos 37:7 "Confía callado ante el Señor y espera en El con paciencia; No te irrites a causa del que prospera en su camino, o el hombre que lleva a cabo sus intrigas"
La vida esta llena de tantos acontecimientos ruidosos y disputas, que muchos se terminan adaptando de tal manera, que la quietud y el silencio les incomoda. Nuestros sentidos espirituales se atrofian de no usarlos y pareciera que padecemos de sordera espiritual...Todo por prestarnos solo al afán y ruido terrenal y voces humanas.
Cultivar el silencio ante la Presencia de Dios es un medio excelente para nuestro provecho y crecimiento; Siempre he dicho que aprendemos mas escuchando que hablando y definitivamente necesitamos escucharle.
Los hijos del Altísimo necesitamos atender a Sus llamados al silencio; y detener ese flujo incesante de palabras, atenuar la expresión audible del pensamiento, alejarnos del ruido de la ciudad, apagar el teléfono, dejar de oír esa canción en nuestra cabeza, y colocarnos en la posición de oyente absoluto para escuchar lo que el Padre nos quiere decir.
Dice Salmos 62:5 Alma mía, espera en silencio solamente en Dios, pues de El viene mi esperanza.
A veces da la impresión que le dijéramos al Señor en medio del bullicio: Háblame rápido y fuerte que tengo mucho que hacer...
Pero si realmente deseamos saber los designios del Eterno, su posición para nosotros y prepararnos para realizar nuestra misión en la historia de la salvación, debemos darle el espacio y respeto en ese silencio necesario; Como cuando Maria se detuvo a aprender sentada en Su regazo en contraste con Marta afanada solo en el hacer.
En oportunidades cerramos nuestra boca pero en nuestro interior discutimos y divagamos entre una y otra cosa, totalmente distraídos como si dejásemos a Dios hablando solo.
Dice Eclesiastes 3:7 ...Hay tiempo de callar y tiempo de hablar.
Para todo hay un tiempo señalado, y si el Señor te hace saber que es el tiempo de guardar silencio, se prudente, ten discernimiento, sujeta tus emociones y no pierdas la oportunidad de escuchar la dirección, enseñanza y consejo que tiene para ti.
Justo en esos tiempos de silencio, es donde nuestros corazones son conquistados por el Espíritu Santo quien nos conduce a amar, nuestro espíritu se refresca e hidrata en Su presencia, aprendemos sabiduría y ciencia, nuestras interrogantes pueden ser contestadas y salimos renovados y con una visión clara del camino que debemos seguir.
Jesucristo es la respuesta, no sigas buscando entender lo que solo en silencio ante Su trono puedes alcanzar...
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