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domingo, 26 de abril de 2015


Han quitado a mi Señor.


Juan 20:13 "Y le dijeron: Mujer, ¿Por que lloras? Les dijo: Han quitado a mi Señor, y no se donde lo han puesto"

La Resurrección de Jesús es la clave de nuestra fe; Porque El venció la muerte para darnos vida y se sentó en el Trono del Padre y en el corazón de quienes le entregan sus vidas. Se presenta como un Dios vivo.
Eventualmente, cuando algunos venimos a revisar en qué lugar lo tenemos en ese instante o a que lugar fue desplazado, en tu país al momento que lo sacaron de las escuelas, de los hogares y hasta de la misma iglesia en medio de tantas agendas y proyectos, a tal punto que es un completo extraño para algunos que afirman conocerle pero la verdad es que lo apartaron a un rincón... Se dan cuenta que lo sacaron del trono de sus vidas donde debía estar.
En esta oportunidad Maria Magdalena, aquella mujer que había sido liberada y perdonada por Jesús; la misma que lo alojo junto con Sus discípulos durante la predicación en Galilea; quien quebró el frasco de alabastro con perfume de nardo sobre El y enjuago con sus lágrimas Sus pies; una de los pocos cercanos a Cristo que estuvo presente en la crucifixión... Fue la primer testigo de la Resurrección del Salvador al encontrar la tumba vacía; por lo que pregunto a los ángeles: ¿Donde pusieron a mi Señor?
Dice Mateo 6:21 Porque donde esta tu tesoro, allí estará tu corazón.
Aquella mujer había conocido de cerca al "Maestro", y al ver el sepulcro vació entro en shock, porque no quería perderle por segunda vez- Ella lo amaba profundamente y no concebía que lo quitaran del lugar donde fue a encontrarlo; Aunque lo creía muerto, lo seguía viendo con agradecimiento como Salvador. Pero Jesús la llamó por su nombre e inmediatamente después de volverse a reunir, ella fue a anunciar que Su Señor estaba vivo.
Dice Colosenses 3:23 Todo lo que hagan, háganlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres.
Los que quitan a Dios de "Su Lugar" y lo sustituyen por cualquier otra cosa, es porque terminan creyendo en un Jesús inexistente, muerto, ausente, como un personaje de la historia que se olvida y se puede reemplazar por cualquier ídolo moderno... En resumidas cuentas, no han conocido al Dios vivo de manera personal y cercana. 
¿Por qué te desenfocas y ahogas en los problemas como si Jesús no existiera? ¿Por qué lo tratas como un cadáver siendo que está mas vivo que nunca? ¿Por que en tus afanes diarios lo sacaste del trono de tu corazón para que otro usurpe su lugar? 
El te dice hoy: Reconcíliate conmigo y te mostraré Mi amor, reconoce que fuiste tu quien se alejó de Mi, ven y adórame para conseguir nuevamente asidero en tu corazón y te daré una revelación del Mio; tengo planes de bien para ti y te sigo amando, vuelve a mis brazos, ven...

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