Beneficios de vivir 

como Justos.

Salmos 145:19 "Cumplirá el deseo de los que le temen, también escuchará su clamor y los salvara"

Comienzo por citar ese popular verso ubicado en Habacuc 2:4 que dice: "El insolente no tiene el alma recta, pero el justo vivirá por su fe".

El profeta Habacuc al igual que algunos de nosotros se preguntó, ¿Cómo un Dios de amor puede usar a los malvados para disciplinar a Su pueblo?

En cierto grado luego de justificarnos, el Padre coloca en cada uno de nosotros esa "necesidad de justicia" por la naturaleza de justos en nuestro nuevo nacimiento; Por eso pareciera que las injusticias y dolor experimentado, apretara nuestro corazón "para exprimir nuestra justicia humana y colocar la de El". Pues solo cuando la justicia del Señor se nos revela por fe, es que hace el efecto de servirnos para la fe.

Dice Salmos 34:17 Claman los justos, y el Señor los oye y los libra de todas sus angustias.

Los justos somos aquellos creyentes que tenemos una posición correcta delante de Dios, tenemos la mente de Cristo, somos inamovibles de nuestra Roca Eterna, generosos y compasivos, abrazamos la sabiduría del cielo permanentemente y hacemos nuestros todos los beneficios del Nuevo Pacto.

Ser justo es algo mas allá de ser salvo- Se trata de vivir continuamente de manera correcta delante del Señor, en santidad e integridad, como consecuencia de haber sido justificados y en agradecimiento por los beneficios de La Sangre de Cristo derramada en la cruz del Calvario.

Dice Proverbios 10:24 Lo que el impío teme vendrá sobre él, y el deseo de los justos sera saciado.

A pesar de que el justo no vive pendiente del favor de Dios únicamente, es inevitable según los principios del Reino, que estos favores les alcancen a diario y ellos reposen sobre esas bendiciones.

La justicia es un Principio Divino y un arma a nuestro favor. Usemos esa arma en pureza y a la luz de La Palabra de Dios para vivir sin tropiezo y plenamente.

Seamos justos en nuestras acciones, palabras y hechos, y rectos sin acepción de personas. 

Dios anhela bendecir a un pueblo justo; por eso vale la pena serlo, porque la puerta de los cielos están permanentemente abiertas para ellos.