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lunes, 23 de marzo de 2015


Quítate la Mascara


Mateo 23:27 "¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que son semejantes a sepulcros blanqueados! Por fuera lucen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muerto y toda inmundicia"

En esta oportunidad, el Señor exhorta por tanta falsedad a los escribas y fariseos.
Los Escribas: eran personas fundamentales en el culto religioso; también encargados de evaluar impuestos, transcribir las ordenes de faraón y llamados doctores de La Ley por transcribir las Sagradas Escrituras.
Los Fariseos: fue un grupo en la comunidad judía que se terminó definiendo como un partido, siendo entonces una secta político-religiosa; caracterizada por observar con rigor la Ley de Moisés en tiempos de Jesucristo.
Actualmente estas dos vertientes se manifiesta como un espíritu e idiosincrasia que domina mucha gente y se ha introducido sutilmente en las iglesias. Manifestándose en aquellos que fingen tener cualidades, cierta integridad o santidad, ideas o sentimientos que en realidad no poseen. Su solapada meta es dominar y robarle el protagonismo al Padre, haciendo cosas en Su nombre, pero Dios no esta realmente en nada de eso.
Dice Proverbios 26:23 Como vasija de barro revestida de escoria de plata, así son los labios ardientes y el corazón perverso.
Vivimos en un mundo lleno de hipocresía, con personas disfrazadas según la ocasión, para actuar de manera que puedan conseguir su fin; con mentiras maquilladas de verdades y verdades señaladas como mentiras; con gente llena de confusión o desilusión, paralizadas sin saber a quien seguir; con líderes que usan la biblia para respaldar agendas oscuras, etc. Y todo esto a llevado a la gente a desconfiar hasta de su sombra....y de Dios mismo, por la desilusión de quienes vienen de parte de El con un mal testimonio.
Dice Hechos 23:3 Entonces Pablo les dijo: ¡Dios te golpeará a ti pared blanqueada! ¿Te sientes bien tu para juzgarme conforme a la ley, y violas la ley ordenando que me golpeen?
Es urgente reaccionar ante todo esto con temor al Señor y mucho discernimiento, escudriñando las Escrituras para no ser manipulados con esas vanas sutilezas, esforzándonos por mantener una profunda relación con el Padre y pidiéndole que nos revele a Cristo cada día un poco más. 
Vamos a revisarnos ante el cristal de la santidad del Eterno, y a renunciar a toda forma de hipocresía. Vamos a determinar seguir y obedecer a Dios antes que a los hombres.

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