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domingo, 29 de marzo de 2015


Unción sin Carácter.


Colosenses 1:28 "Nosotros damos a conocer a Cristo a todos, aconsejándoles y enseñándoles con toda la sabiduría que Dios nos da, pues queremos presentarlos a todos ante Dios, espiritualmente maduros en Cristo"

La evidencia de que un cristiano es verdaderamente espiritual, la podemos notar por su carácter; El crecimiento y desarrollo se demuestra por el brote de las frutos del espíritu. Y digo mas: La recompensa en el cielo estará basada en el carácter que desarrollemos y demostremos aquí en la tierra.
Al hablar de "Carácter" me refiero al patrón de conducta que persiste en cada persona y lo define, compuesto de rasgos y cualidades propias que indican su naturaleza y forma en que piensa.
Dice Efesios 4:13 De este modo, todos llegaremos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a una unidad perfecta que se conforme a la plena estatura de Cristo.
Pero ocurre, que hay cristianos con dones espirituales y ministerios poderosos, que se destacan por la unción que el Padre ha depositado en ellos, pero con un carácter reprobado e inmaduro: Porque son impulsivos, iracundos, deshonestos, murmuradores, vengativos, egocéntricos, insensibles, desleales, etc. "Son gigantes espirituales y enanos emocionales"; porque viven imponiéndose en nombre de "la unción", o manipulan y quieren que todo se haga a su manera y en sus fuerzas.
Dice 1 Timoteo 1:5 Deben hacerlo así para que el amor brote de un corazón limpio, de una buena conciencia y de una fe sincera.
Hay que ponerle limites a las emociones destructivas por adelantado y también a las acciones sin amor, porque "la verdad dicha sin amor es pecado"...
Es necesario rendir nuestras emociones al Señor, pidiéndole ayuda para que haya un cambio verdadero. 
Porque ciertamente Dios está levantando una generación que se mueva en la unción, pero que tenga Su carácter y que su marca sea el amor.
Nuestro carácter es el principio de nuestra naturaleza moral interior, porque lo que somos es el determinante ultimo de lo que hacemos. 
El epitafio de la tumba de un pastor decía: Cuando era joven y mi imaginación no tenía limites, soñaba con cambiar el mundo. Cuando fui viejo descubrí que el mundo no cambiaría, así que decidí cambiar mi país. Cuando entré en el ocaso de la vida en el ultimo y desesperado intento, decidí solo cambiar a mi familia. Y ahora mientras me encuentro en mi lecho de muerte, me doy cuenta que: Si hubiera podido cambiarme a mí mismo, por el ejemplo habría cambiado mi familia; Por inspiración y valor podría cambiar a mi país, y a lo mejor hasta hubiera podido cambiar el mundo.

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