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jueves, 5 de marzo de 2015

Tu Altar.



Génesis 35:3 "Vayámonos a Betel. Allí construirás un altar al Dios que me socorrió cuando estaba yo en peligro, y que me ha acompañado en mi camino"

Mientras Jacob huía despavorido para que Esau no lo matase, tuvo varias experiencias con el Señor en el camino y vio Su mano ayudarle en la aflicción y acompañarlo donde quiera que fue.
Dios le dijo que fuese a Betel y le hiciera "un altar"; e inmediatamente Jacob llamó a su familia y les ordeno que sacara todos los ídolos y dioses extraños, para estar preparados al momento de levantar el altar.
Algo similar ocurre con nosotros cuando estamos en aprietos y el Padre nos libra; Entonces buscamos alinearnos a Su voluntad y en ese momento encendemos nuestro altar de adoración y le decimos "Si" a todo lo que nos diga.
Pero al pasar los días, cuando las presiones pasan, dejamos que la llama del altar se apague y hasta se nos olvida el camino a ese altar. Algunos extinguimos el fuego con nuestras malas acciones y falta de adoración- Solo cuando tenemos problemas nuevamente buscamos la manera de restaurar ese altar en ruinas.
Dice Salmos 50:15 Te invocaré en el día de angustia; yo te libraré y tu me honrarás.
Nuestro fuego e intensidad de búsqueda del Señor no puede estar supeditada a si estamos o no en situaciones difíciles. Debemos adorarlo y honrarlo sea cual sea la situación, porque nuestra relación con el Padre debe estar basado en quien es El.
Hay muchos altares en ruinas, como el de nuestra adoración, consagración, el ayuno, el altar de dar, etc. Es necesario volver a la sencillez y entrega absoluta con la única motivación de agradar Su corazón.
Dice Proverbios 3:6 Reconócelo en todos tus caminos y El enderezara tus sendas.
En todo altar algo tiene que ser sacrificado, hoy ese sacrificio vivo debemos ser nosotros en adoración constante.
Representa nuestro testimonio visible de cambio de vida y nos recuerda a diario que Cristo es y debe ser el centro.
Requerimos restaurar áreas de nuestra vida que están divorciadas de la voluntad divina y construir allí un altar de sacrificio para entregarlo a El. Pero también en medio de la bendición debe permanecer ese altar vivo- Sacrificando relaciones inadecuadas, cortando vestigios religiosos inapropiados, recordando nuestro pacto, nuestra unión y compromiso con el Eterno.
Tu y yo somos ese altar y la llama debe permanecer viva todos los día en amor al que nos ama con amor eterno- Jesucristo.

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