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domingo, 22 de marzo de 2015


El Poder de La Cruz


1 Corintios 1:18 "Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es a nosotros, es poder de Dios"

Comienzo por aclarar que la cruz no es un talismán ni un amuleto con poderes esotéricos. ¿Se imaginan que a Cristo le hayan dado muerte con un revolver, y la gente cargase ese símbolo colgado en el cuello o detrás de la pared de su cama como forma de protección?
Sin duda alguna la cruz es el símbolo del cristianismo, porque nos recuerda que así murió nuestro Salvador y resucitó al tercer día venciendo la muerte. Aquella señal de maldición romana se convirtió en una de resurrección, vida, perdón, salvación, pero sobre todo "amor". Ese fue el objeto donde se conquistó la mayor guerra de la historia.
Dice 1 Corintios 1:23 Pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, piedra de tropiezo para los judíos y necedad para los gentiles.
En aquella Cruz: Jesús firmo con Su sangre un nuevo pacto que nos salva; Pagó por nuestros pecado anulando el acta de los decretos que nos condenaba; Derrotó al diablo y a la muerte; Llevó toda maldición para que viviésemos en bendición; Clavó la ruina, la enfermedad, la derrota, el pecado, la condenación y la aflicción, dándonos la victoria sobre cada una fe ellas; Nos mostró el camino para aprender a negarnos a nosotros mismos y seguirle; Le quitó todas las armas al maligno y se las entregó a la iglesia; Nos abrió camino para una vida de conquista y de victoria; Y nos dio un valor que antes no teníamos pagando por nosotros con precio de sangre.
El apóstol Pablo, dijo en: 1 Corintios 2:2 Pero nada me propuse saber entre ustedes, excepto a Jesucristo y este crucificado.
Toda la Obra Redentora fue efectuada en esa bendita cruz, y en cada aspecto de la crucifixión podemos encontrar profundas enseñanzas: Fuimos liberados, salvados, justificados, limpiados, adoptados, redimidos, renacidos, bendecidos y posicionados.
Vale la pena apropiarnos de los triunfos y conquistas de Jesucristo en "La Cruz" para nosotros y pedirle que se nos revelen los beneficios de Su Gracia por medio de ella. 
No fue casualidad que todo ocurriera de esa manera. Solo nos queda ser recíprocos de ese amor puro y sacrificial con el Altísimo, Milagroso y Eterno, autor y consumador de la fe "Jesús de Nazareth"- El amante de nuestra alma.
Sus triunfos nos pertenecen y fueron hechos para que los disfrutásemos por siempre. 
¡Gracias por la cruz oh Dios!

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