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viernes, 10 de julio de 2015


Celo Ministerial.


Gálatas 5:26 "No seamos orgullosos, ni sembremos rivalidad y envidia entre nosotros"

Cuando tendemos a ser celosos "abierta o solapadamente", es un indicador que aun estamos siendo controlados por nuestros propios deseos; Indica que no estamos satisfechos con lo que Dios nos ha dado, y es un pecado que revela que nos amamos mas a nosotros que al mismo Señor y por supuesto que no amamos a nuestro prójimo.
No puedo hablar del "Celo ministerial" sin recordar el que sentía Saúl por David.
Dice 1 Samuel 18:6-8 Sin embargo, cuando las tropas regresaban después que David mató al filisteo, de todas las ciudades salieron mujeres a recibir al rey Saul cantando y bailando alegremente...Y repetían: Mil hombres mato Saúl y diez mil mato David. Esto le molestó mucho a Saúl y enojado dijo: A David le atribuyen la muerte de diez mil, y a mi la de mil. ¡Ya solo falta que lo hagan rey!
Cuando esta suerte de envidia invade nuestro corazón, sentimos que con la gloria de otro nuestros defectos son señalados; algunos provocamos comentarios negativos del que vemos como competencia; deseamos mal contra ese en nuestro corazón; nos ataca un espíritu de inferioridad; nos sentimos inseguros de lo que somos en Dios y actuamos sin amor por egoísmo.
Dice Mateo 13:15 Pues la mente de este pueblo está entorpecida, tienen tapados los oídos y han cerrado sus ojos para no ver ni oír, para no entender ni volverse a mi, para que yo los sane.
Señores, ¡Cada quien con su gracia! No hay nada mejor que disfrutar y fluir en los dones, unción y talentos que el Padre nos ha dado como cuerpo de Cristo.
Si nos retro alimentamos los unos a los otros con lo que Dios nos ha dado y nos comenzamos a amar y a aceptar con el estilo y forma de ministrar propia, todo seria diferente y el mundo creería nuestro mensaje. 
No caigamos en la competencia mal sana o el descrédito, y renunciemos a ese celo ilegítimo que nos contamina. Pues si todo lo hacemos para la gloria de Dios, no tenemos por qué tratar de invalidar a otros. 
Amémonos de corazón y alegrémonos con los triunfos de nuestros hermanos en la fe; Es tiempo de madurar- Traigamos el Reino de Dios a la tierra y vamos a bajarnos de nuestro trono para que se siente el Eterno y establezca Su gobierno de justicia, paz y gozo.

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