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miércoles, 22 de julio de 2015


El Respeto.


2 Reyes 2:23,24 "Después, subió de allí a Betel; Y subiendo por el camino salieron unos muchachos de la ciudad y se burlaron de el diciendo: ¡Calvo sube, calvo sube! Mirando el atrás, los vio y los maldijo en el nombre de Jehová. Entonces salieron dos osos y despedazaron a los cuarenta y dos muchachos"

El respeto es una consideración acompañada de cierta sumisión que determina no causar ofensa o perjuicio a nada ni a nadie.
Es un principio trazado aun en los 10 mandamientos: Los 4 primeros enseñan a respetar al Señor y Su majestad, y los otros 6 enseñan a mostrar respeto por el prójimo y las autoridades.
También es un valor espiritual, cívico, moral y educativo, que se debe demostrar sin distinción de raza o edad; Con palabras, gestos, actitudes, ademanes o hechos. ¡Nadie puede exigir respeto si no lo da!
Dice Levítico 19:32 Delante de las canas te levantarás, y honrarás el rostro del anciano, y a tu Dios tendrás temor.
Comenzando por el hogar, pasando por el centro de estudios, iglesia y empleos, debemos rescatar este valor casi extinto en medio de esta sociedad decadente. La cultura del Reino siempre apunta a la honra, al respeto y a la consideración con nuestro prójimo, partiendo del amor.
No se trata de adular o sobre valorar a nadie, mas bien de saber saludar, sonreír, tolerar y tratar con educación a "todo el mundo".
Dice Éxodo 22:28 No injuriarás a los jueces, ni maldecirás al príncipe de tu pueblo.
Respetar es aplicable en toda persona, cosa, situación o circunstancia; En nuestra convivencia diaria a nivel familiar y social- Indispensable para vivir en paz y armonía con Dios y los hombres.
El respeto se aprende, se enseña y se practica. Como embajadores de Cristo y ciudadanos del Reino, debemos ser los primeros en dar el ejemplo; Porque el cambio que queremos comienza por nosotros mismos.
Pero algo si les digo; No podemos pretender respetar las locuras de los hombres por encima de los principios de Dios. Sin atropellar...pero hay que denunciar por la Palabra la depravación humana, con miras que la verdad Divina, haga libre a los cautivos en el pecado.
Siempre digo: "Siembra respeto y lo cosecharás".

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