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sábado, 4 de julio de 2015


La Impotencia. 


Marcos 15:34 "Y a la hora novena Jesús exclamo con voz fuerte: Eloi, Eloi, ¿Lema sabactani? Que traducido significa: Dios mio, Dios mio, ¿Por que me has abandonado?". 

Muchos de nosotros en determinadas ocasiones ha experimentado el sentimiento de impotencia: Esa falta de fuerzas o fe, cuando sentimos carencia de poder o competencia para realizar algo o para ponerle resistencia. 
Y aunque la impotencia "no agrada a Dios", porque abriga duda y falta de fe; Ni el mas espiritual de nosotros puede afirmar no haberla experimentado nunca. 
Jesús, en el momento de su crucifixión, tubo la sensación del abandono del Padre en Su humanidad. Pero Su reacción inmediata fue ¡clamar!; Justo en ese momento de tinieblas que cubría la tierra. Su oración no era una pregunta desesperada, sino que citó una estrofa del Salmo 22, que justamente relata Su agonía al morir- Esa separación temporal del Padre, mientras recaía sobre Nuestro Salvador, los pecados de toda la humanidad...Eso fue lo que lo llevó a orar de esa manera. 
Dice Salmos 22:1 Dios mio, Dios mio, ¿Por que me has abandonado? ¿Por que estas tan lejos de mi salvación y de las palabras de mi clamor? 
Las agonías físicas y la separación de Dios, son las mayores torturas que puede experimentar un ser humano. En medio de ellas se filtran emociones encontradas entre la realidad de las situaciones y la verdad establecida en la Palabra de Dios que nos insta a la fe; Entonces trata de comandar esa sensación de impotencia al no ver solución, ni salida...y sentimos que la situación se nos escapa de las manos. 
Pero los hijos de Dios, no nos debemos dar por vencidos; Nosotros tenemos la ayuda y fuerzas que provienen del Eterno, el consejo del Espíritu Santo, la mente de Cristo, las armas espirituales y un Dios especialista en imposibles que nos dice: A los que me aman, todas las cosas les ayudan a bien. 
Por eso podemos levantarnos como el "Ave Fénix" y surgir de entre las cenizas para un nuevo comienzo, lleno de oportunidades de parte del Señor. 
Justo cuando aparece "la impotencia", hace acto de presencia nuestro Padre con Su Omnipotencia y Suficiencia, para enseñarnos y mostrarnos la salida y lo que es capaz de hacer. 
Dice Isaias 41:17 Los afligidos y los necesitados buscan agua, pero no la hay, su lengua esta reseca de sed. Yo el Señor les responderé: Yo el Dios de Israel no los abandonaré. 
Cuando clamamos al Padre como nuestro pronto auxilio, sin anteponer la ayuda humana a la Divina, ya la impotencia no es nuestro problema, porque nuestro buen Dios viene a darnos la salida y la victoria. 
Tomemos fuerzas en El, unámoslo a nuestras batallas como nuestro General en Jefe, y veremos caer al gigante que esta frente a nosotros- ¡Hay victoria en el nombre de Jesús!

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