¡Abajo el Orgullo!
Isaías 2:17 Los orgullosos y altaneros serán humillados por completo.
Solamente el Señor mostrara Su grandeza en aquel día.
El orgullo es el principio de todos
los pecados. Fue justamente ese pecado el que transformó a Lucero: Un querubín
esplendoroso y privilegiado de Dios, llamado “Sello de la perfección, lleno de sabiduría y acabado
de hermosura” en Satanás, el diablo y padre de toda mentira. En aquel entonces
los ángeles tenían libre albedrío y éste se sublevó porque quiso usurpar el
lugar de Dios. Y es que a fin de cuentas el orgullo es un disfraz de
independencia de Dios.
Orgullo significa: “Arrogancia,
exceso de estimación propia”. Son ese tipo de persona que se sienten sobradas y
lo manifiestan con sus hechos, gestos, conversaciones y conducta- Aunque
existen algunos orgullosos solapados que no lo manifiestan mucho pero en su
corazón lo son.
El orgullo viene siendo como un vicio
que siempre resulta perjudicial, porque echa a perder a las personas y hace que
se pueda admirar muy poco en ellas. ¿Sorprende acaso que nadie se sienta cómodo
con el orgulloso? Muchas veces esto trae como consecuencia la ausencia de
verdaderos amigos.
Evaluemos si hay orgullo en nuestro
corazón y observemos si hay manifestaciones como: Pienso mas en mis derechos
que en los de los demás y en mi voluntad
antes que la voluntad de Dios, me cuesta perdonar, endurezco el corazón y soy
rencoroso, temeroso de lo que me puedan hacer, no acepto ninguna corrección ni
enseñanza, soy desconfiado, etc.
Veamos los males que nos ocasiona el
orgullo:
a- No trae ningún beneficio, más
bien nos pone en las malas con Dios y con los demás. Dice: Proverbios 8:13 La soberbia y
la arrogancia, el mal camino y la boca perversa, la aborrezco.
b- Aparte de eso nos trae problemas:
Proverbios 13:10 Ciertamente, la soberbia concebirá
contiendas; Mas con los avisados está la sabiduría.
c- Nos inhabilita la fluidez
espiritual con Dios: Daniel 5:20 Mas cuando su corazón se ensoberbeció, y su
espíritu se endureció en su orgullo, fue depuesto del trono de su reino y
despojado de su gloria.
d- Pone distancia entre nosotros y
Dios: Salmos 138:6 Porque Jehová es excelso, atiende al humilde más al altivo mira de lejos.
e- No tienen el favor de Dios, pues
solo los tolera, más no los bendice: Santiago
4:6 Dios resiste a los soberbios, y
da gracia a los humildes.
f- Y por último, Su fin es
desvalorización y abatimiento: Proverbios
29:23 La soberbia del hombre le
abate; pero al humilde de espíritu sustenta la honra.
En cambio, cuando aplicamos la
virtud de “La humildad”, es cuando reconocemos nuestra pequeñez y asumimos una
posición adecuada de lo que somos actuando como lo haría Jesús.
Existe un falso concepto de humildad
donde afirman que para serlo debemos
despreciarnos a nosotros mismos y tener una pobre opinión de nuestros dones
¡Definitivamente no! Si fuimos hechos a la imagen de Dios, eso resulta falso;
Pero el otro extremo es que caigamos en engreimiento. La verdadera humildad es
aquella en la que uno voluntariamente decide ceder nuestros derechos a otro en
determinado momento, cuando es a beneficio del Reino de Dios: podría ser callar
cuando deberías hablar para defenderte con toda la razón- Es dejar todo en las
manos de Dios, sencillamente porque no
se siente amenazado por nadie.
Tenemos el mejor de los ejemplos:
Jesucristo en muchas oportunidades pudo alzar la voz para defenderse, para
denunciar algo o para hacerse notar como el sabelotodo o el mejor; pero la
biblia relata una sola oportunidad donde el Señor se exaltó. El hablaba con las
prostitutas, dejaba que los niños se le acercaran, comía con los publicanos y a
los doce discípulos con los que andaba los trataba con confianza. Dice: Filipenses 2:5-8 Haya pues entre vosotros, este sentir que hubo en Cristo Jesús, el
cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que
aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho
semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humillo a sí
mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
¡Dígale Si a la humildad y No al
orgullo! Y recogerás dulces frutos en lugar de amargos momentos.
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