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viernes, 7 de noviembre de 2014

¡Abajo el Orgullo!


Isaías 2:17 Los orgullosos y altaneros serán humillados por completo. Solamente el Señor mostrara Su grandeza en aquel día.

El orgullo es el principio de todos los pecados. Fue justamente ese pecado el que transformó a Lucero: Un querubín esplendoroso y privilegiado de Dios, llamado “Sello de  la perfección, lleno de sabiduría y acabado de hermosura” en Satanás, el diablo y padre de toda mentira. En aquel entonces los ángeles tenían libre albedrío y éste se sublevó porque quiso usurpar el lugar de Dios. Y es que a fin de cuentas el orgullo es un disfraz de independencia de Dios.
Orgullo significa: “Arrogancia, exceso de estimación propia”. Son ese tipo de persona que se sienten sobradas y lo manifiestan con sus hechos, gestos, conversaciones y conducta- Aunque existen algunos orgullosos solapados que no lo manifiestan mucho pero en su corazón lo son.
El orgullo viene siendo como un vicio que siempre resulta perjudicial, porque echa a perder a las personas y hace que se pueda admirar muy poco en ellas. ¿Sorprende acaso que nadie se sienta cómodo con el orgulloso? Muchas veces esto trae como consecuencia la ausencia de verdaderos amigos.
Evaluemos si hay orgullo en nuestro corazón y observemos si hay manifestaciones como: Pienso mas en mis derechos que en los de los demás y  en mi voluntad antes que la voluntad de Dios, me cuesta perdonar, endurezco el corazón y soy rencoroso, temeroso de lo que me puedan hacer, no acepto ninguna corrección ni enseñanza, soy desconfiado, etc.
Veamos los males que nos ocasiona el orgullo:
a- No trae ningún beneficio, más bien nos pone en las malas con Dios y con los demás. Dice: Proverbios 8:13 La soberbia y la arrogancia, el mal camino y la boca perversa, la aborrezco.
b- Aparte de eso nos trae problemas: Proverbios 13:10 Ciertamente, la soberbia concebirá contiendas; Mas con los avisados está la sabiduría.
c- Nos inhabilita la fluidez espiritual con Dios: Daniel 5:20 Mas cuando su corazón se ensoberbeció, y su espíritu se endureció en su orgullo, fue depuesto del trono de su reino y despojado de su gloria.
d- Pone distancia entre nosotros y Dios: Salmos 138:6 Porque Jehová es excelso, atiende al humilde más al altivo mira de lejos.
e- No tienen el favor de Dios, pues solo los tolera, más no los bendice: Santiago 4:6 Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.
f- Y por último, Su fin es desvalorización y abatimiento: Proverbios 29:23 La soberbia del hombre le abate; pero al humilde de espíritu sustenta la honra.
En cambio, cuando aplicamos la virtud de “La humildad”, es cuando reconocemos nuestra pequeñez y asumimos una posición adecuada de lo que somos actuando como lo haría Jesús.
Existe un falso concepto de humildad donde  afirman que para serlo debemos despreciarnos a nosotros mismos y tener una pobre opinión de nuestros dones ¡Definitivamente no! Si fuimos hechos a la imagen de Dios, eso resulta falso; Pero el otro extremo es que caigamos en engreimiento. La verdadera humildad es aquella en la que uno voluntariamente decide ceder nuestros derechos a otro en determinado momento, cuando es a beneficio del Reino de Dios: podría ser callar cuando deberías hablar para defenderte con toda la razón- Es dejar todo en las manos de Dios, sencillamente  porque no se siente amenazado por nadie.
Tenemos el mejor de los ejemplos: Jesucristo en muchas oportunidades pudo alzar la voz para defenderse, para denunciar algo o para hacerse notar como el sabelotodo o el mejor; pero la biblia relata una sola oportunidad donde el Señor se exaltó. El hablaba con las prostitutas, dejaba que los niños se le acercaran, comía con los publicanos y a los doce discípulos con los que andaba los trataba con confianza. Dice: Filipenses 2:5-8 Haya pues entre vosotros, este sentir que hubo en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humillo a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.

¡Dígale Si a la humildad y No al orgullo! Y recogerás dulces frutos en lugar de amargos momentos.

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