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sábado, 8 de noviembre de 2014

Solteros Realizados



1 Corintios 7:32,33  Yo preferiría que estuvieran libres de preocupaciones. El que está soltero se preocupa por las cosas del Señor, y por agradarle; pero el que está casado se preocupa por las cosas del mundo y por agradar a su esposa.

Esta reflexión sobre la soltería, debe interesarnos tanto a solteros como a casados. Siempre hay algo de lo que podemos aprender y en lo que tenemos que meditar.
El dilema de estar soltero ocurre cuando esa etapa se convierte en un periodo donde ya no son días o meses, sino años... Y viene la pregunta ¿Qué hacer?  También vienen pensamientos faltos de fe a la mente que tienen la propiedad de deprimir a las personas; Y a la vez se activa la presión social y familiar, porque  comienzan a cuestionar ¿Cuándo te casas?, ¿Tienes novio?, ¿Por qué no tienes novio a esta edad?, ¿No será que eres muy exigente?, ¿Te voy a presentar un (a) soltero (a) a ver si te gusta y te animas? Y muchas veces estas preguntas van acompañadas de burlas o sarcasmos como ¡Se te va a pasar el tren! Y aunque algunos lo hacen con amor y carga por la persona que permanece soltera, muchos se ven afectados por tanto bombardeo, aparte de las luchas internas con que tiene que lidiar, entonces se terminan sintiendo “solterones frustrados”.
Realmente no hay edad para casarse, pero sin embargo existen casos como aquellos que pasan los 25 años o están por llegar a los 30 sin haberse casado, aún pasan a los 40 y siguen igual y caen en un sentimiento de derrota, desespero, ansiedad, etc. Todo esto por el mismo patrón impuesto por la sociedad o por la cultura-  Aquello de que en la edad adulta no se tienen las mismas ventajas para procrear, ni el mismo vigor para llevar un hogar, que no son tan atractivos como antes; Los hacen ver como seres “no realizados”.
Y para estos desesperados, desalentados o en espera, les cito lo que dice en el libro de: Cantares 2:7 Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, Por los corzos y por las ciervas del campo, que no despertéis ni hagáis velar al amor, hasta que quiera. Dice claramente Salomón en este texto: Ni lo despiertes, ni lo hagas velar; es decir: No fuerces las circunstancias, descansa en Dios, que todo llegará en su debido momento. Ni dejes pasar la bendición cuando sea tu momento, no lo hagas velar.
Y qué mayor ejemplo que Jesús, el Soltero más famoso de la historia. El tenía 33 años y permanecía soltero, aun estando al final de Su Ministerio; y tengamos en cuenta que todo eso ocurrió en una época cuando los jóvenes se casaban entre los 15 y 18 años, pero a él no lo movieron las presiones sociales, ni los prejuicios de hombres. En proporción, es como que en la actualidad tuviera 45 años de edad permanezca y aún sin casarse.
¿Se imaginan la presión social que pudo haber enfrentado? ¿Se imaginan cuántas veces y por cuántos años pudo haber escuchado, que lo “había dejado el autobús”? ¿Y qué me dicen de las tentaciones que como hombre tuvo que soportar? Dice: Hebreos 4:15-16 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentando en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.
El era Maestro de discípulos que ya estaban casados, así que todos a su alrededor ya habían vivido lo que era un matrimonio; Y eso no lo amilanó ni lo hizo sentir menos como hombre.
En medio de todo Jesús no cedió ante la presión, ni se sintió poco para ayudar a los demás por su estado de soltería. El no se afligió ni dejó que esos pensamientos se apoderaran e invadieran su mente. El aprovechó su soltería al máximo. El no fue un soltero de 33 años por casualidad ni por error. El escogió esa edad y ese estado civil con un plan, porque era el más apropiado para dedicarse al Ministerio que el Padre le había indicado.
Si comprendemos bien la historia bíblica, sabremos que fue hasta esa edad que él tuvo su primera novia “La Iglesia”. Y la verdad es que le costó muy caro, porque esa mujer fue hueso duro de roer. A Jesús le costó Su propia vida tener una novia. El tuvo que morir en la cruz para que su Iglesia, “Esa novia” pueda llegar a casarse con él un día… y aún no ha llegado ese momento de “Las bodas del Cordero” pero Jesucristo conoce y entiende esa posición, muy pero muy claramente.
Si la soltería fuera tan mala, ¿por qué Dios nos creó solteros? Si fuera malo ser soltero, ¿por qué nacemos así?
Este periodo de soledad es la época en la que el Señor nos forma en nuestra personalidad y en la que somos formados en carácter, en nuestra mente y en los sentimientos. Entonces podemos llegar a la conclusión, de que ni la sociedad, ni la misma iglesia cristiana, están viendo la soltería bajo la óptica de Cristo-  Como esa “Escuela de la libertad” en la que podemos tener toda nuestra atención en “El Maestro”.
La verdad es que algunos tienen el don de la soltería y otros el don del matrimonio. Por otra parte, algunas personas funcionan mejor como un equipo- un dúo, sirviendo a Dios como una pareja o una familia; Y otros le sirven muy bien solos o pueden hacer equipo con cualquiera que esté dispuesto al servicio. Ambas clases de personas son igualmente importantes.
No es pecado permanecer soltero, aún por toda una vida. Las cosas más importantes en la vida no se basan en encontrar una pareja y tener hijos, sino en servir a Dios.
¡Celebremos la libertad que nos permite la soltería! La soltería permite una libertad que hace posible la total entrega al servicio de Jesucristo, sin las exigencias que significa el sacrificio que tiene que realizar toda la familia cuando es uno el que quiere servir.

Nuestras expectativas correctas deben ser que el marido o la mujer que encontremos no será la que nos de la completa satisfacción. Lo que importa es saber que quién nos va a acompañar, quién nos va a consolar verdaderamente, quién nos abrazará, quién nos presentará nuevos desafíos y nunca nos dejará ni nos defraudará, es Dios. Dice: Isaías 54:5 Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de los Ejércitos es su nombre; y tu Redentor, el Santo de Israel; Dios de toda la tierra será llamado

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