La Mediocridad.
He notado con suma preocupación como la cultura de mediocridad ha tomado naciones enteras; ha entrado a hogares y aun el pueblo de Dios se ha acomodado a su demanda de bajos estándares, poca excelencia, irresponsabilidad y baja calidad.
Se maneja una política de vida de "hacer las cosas por salir del paso", así se tenga la capacidad para la actividad que se realiza, sin intento alguno para que aquello alcance su máxima expresión, dándole poca importancia y escaso interés.
Se nos olvida ese verso en Colosenses 3:23 que dice: Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no para los hombres.
Algunas de las frases típicas de los acomodados a la mediocridad son: ¿Para que tanto esfuerzo si no lo valoran ni lo merecen? ¡Yo no soy esclavo de nadie! ¡Eso da mucho trabajo y no me lo reconocen! ¡Yo cumplí!
Dios desea lo mejor de nosotros en el lugar donde estemos y El es un Dios de excelencia. Nunca espera menos de Sus hijos a sabiendas que les ha capacitado para dar lo mejor en cada área de sus vidas: estudios, matrimonio, negocios, iglesia, trabajo y en todo lo que hagan y donde estén.
Alguien dijo: "Lo que hagamos en alguna ocasión dependerá de lo que somos; y lo que somos será el resultado de años previos de auto disciplina".
Todo lo que nos rodea tiene un estándar de calidad, pero si los estándares de este mundo van en declive y apuntan a la mediocridad, nosotros, la gente con Cultura de Reino, necesitamos permanecer en el estándar Divino y dejar el conformismo, la flojera y la desmotivación.
¡No caigamos en la trampa de la mediocridad! no nos resignemos a recibir y a dar algo que podría estar óptimo.
Tu potencial es para que lo uses al máximo y el único responsable eres tu. El Eterno te diseñó con excelencia para que fueses excelente y te dejó la biblia como manual de excelencia para que dejes guiar por él. ¡Solo esfuérzate mas!
Hoy es un buen día para decir adiós a la mediocridad y dar la bienvenida a la excelencia.
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