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viernes, 21 de noviembre de 2014


El Altar Familiar.


Deuteronomio 6:2-9 "Y estas palabras que yo te mando hoy estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa, y andando por el camino, y al acostarte y cuando te levantes"

La mayoría de las veces que hablo con personas que están pasando por problemas familiares, la primera pregunta que les hago es: ¿Como esta su altar familiar? Algunos no saben de que se trata, otros comenzaron alguna vez pero no continuaron y otros saben lo que es pero ponen la excusa de las muchas ocupaciones que no les permite tomar un tiempo para Dios en familia.
El Altar Familiar es esa media hora una vez al día o una vez a la semana, que tomamos para adorar a Dios y hablar con El, comentar y estudiar un texto bíblico y testificar de lo que el Señor ha hecho en nuestras vidas, creando un ambiente espiritual, funcional y saludable, donde el Padre se entrone y haga como quiera.
Si hay algo de lo que estoy plenamente convencida, es que las familias que permanecen unidas espiritualmente, ningún embate físico, espiritual o emocional logrará destruirlas ni desunirlas tan fácilmente- Porque andarán en la misma sintonía espiritual, hablando en mismo idioma y fortalecidos en la fe.
El Altar siempre ha sido señal de La Presencia de Dios, donde El se manifiesta de manera especial. Y el propósito de mantener el Altar encendido es y será permanecer en ese pacto entre Sus hijos y el Eterno; escuchándole y adorándole. Dice 1 Pedro 2:5 Ustedes también, como piedras vivas, sean edificados como casa espiritual y un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales agradables a Dios por medio de Jesucristo.
Cabe destacar, que siempre "habrá oposición" para que ese Altar permanezca constantemente encendido, casi nunca se darán las circunstancias para que haya un momento propicio, habrá choque de horarios entre los miembros de la familia y justo a la hora acordada acontecerá cualquier imprevisto. Por eso necesitamos estar dispuestos a ser sacrificados para darle prioridad, esforzados y a resistir al maligno para que ¡huya de una vez por todas!
La iglesia local no es la responsable de que tu fuego y el del Altar de tu hogar permanezcan encendido, sino tu mismo. Por eso es necesario formar el habito y disciplinarse en ese tiempo de Dios en familia.
Si quieres blindar espiritualmente tu hogar, comienza ahora mismo ¡Y que esa llama no se apague!

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