La Demora de Dios...

2 Pedro 3:9 "El Señor no tarda en cumplir su promesa, según entienden algunos la tardanza. ¡Mas bien! El tiene paciencia con ustedes porque no quiere que nadie perezca sino que todos se arrepientan"

¿Han escuchado el dicho: Dios no llega tarde ni temprano sino que llega a tiempo? ¡Pues es una gran verdad! Regularmente los desesperados somos nosotros, porque Su reloj no va al ritmo del nuestro. 

Dice 2 Pedro 3:8 ...Para el Señor un día es como mil años y mil años como un día.

Y también dice en Salmos 90:4 Porque mil años ante tus ojos son como el día de ayer que paso y como una vigilia de la noche.

En Juan 11, se encuentra el relato de la muerte de Lázaro. Cuando Jesús accionó al llamado de Maria, "humanamente" lo hizo con retraso, porque ya este tenia tres días muerto y dicen las Escrituras que ya hedía. Pero aquello que pareció una tardanza, resultó en un maravilloso milagro donde Lázaro fue resucitado.

Por lo general, cuando sentimos que Dios se esta tardando en eso que nos ha prometido o por lo que hemos orado con vehemencia, comenzamos a analizar la situación preguntándonos: ¿Seré yo quien provoca el retraso? ¿No estaré preparado para recibirlo? ¿Habrá oposición en el mundo espiritual para que llegue? ¿Sería Dios quien me hablo? ¿¡Por que no lo hará de la manera en que pienso que es la correcta y ya?! 

Y así divagamos tratando de encontrar una respuesta o solución para calmar la angustia en la que hemos caído, que nos roba fuerzas y gozo.

Pero de lo que si debemos estar claros, es que hay algo importante que aprender en ese ínterin- Y debemos hacerlo. 

Dice Habacuc 2:3 Porque es aun visión para el tiempo señalado; se apresura hacia el fin y no defraudará. Aunque tarde, espérala, porque ciertamente vendrá, no tardará.

En estos procesos de espera, casi nunca hayamos respuesta en el momento de angustia; Nada encajara en los estándares de nuestra lógica humana o pretensiones. Ese solo es el momento de reconocer que necesitamos una "Fuerte Dosis de Fe" para seguir confiando.Hay que pedirla al Padre y hay que refrescarla sumergiéndonos en Su palabra a diario .

Permanezcamos esforzándonos con valentía y orando, que ¡El hará! 

Y recordemos que el Eterno dijo: "Cumpliré con mi brazo lo que prometí con mi boca".