Ayuno de Lengua
Salmos 34:12-14 ¿Quieres vivir mucho tiempo? ¿Quieres gozar
de la vida? Pues refrena tu lengua de hablar mal, y nunca digan mentira tus
labios. Aléjate de la maldad, y haz lo bueno; busca la paz y síguela.
El deseo de muchas personas es tener
larga vida y ser bendecidos - De hecho, cuando oramos por nuestros seres
queridos, eso es lo que pedimos al Señor. Algunos afirman querer morir a edad
avanzada para conocer a sus nietos y para ver el cumplimiento de las promesas
de Dios en sus vidas y en la de los suyos, es como un sueño y una petición que
todos tienen delante de Cristo.
Hay promesas de Dios, como la de
este Salmo, que ofrece una especie de largura de días a los que la obedecen. Y
dice parafraseándolo un poco: “¿Quieres larga vida y bienestar? Pon freno a
tu boca y a tus pies, en el momento que
te inviten a pecar”.
Una de las primeras recomendaciones
para alcanzar esta extensión de los días de vida y ver el bien es: “Guardar tu
lengua del mal”, esto quiere decir: Que si no la vas a usar para lo bueno, para
bendecir, para predicar, para edificar… es mejor que mantengas la boca cerrada.
Es una invitación a controlar nuestra lengua y a aprenderla a domar. Dice: Filipenses 2:14 Haced todo sin murmuraciones y contiendas. Y Dice también: Proverbios
18:21 La muerte y la vida, están en poder de la lengua, Y el que la ama comerá
de sus frutos.
Luego está en siguiente enunciado y
por supuesto también tiene que ver con cuidar lo que se habla: “Y Tus labios no
hablen engaño”: Queda sumamente claro que se trata de “no mentir”- Si
disciplinas tu lengua, la vida se te alargara y podrás gozar de ella.
Luego continúa diciendo, “procura
estar en paz con todos”. Y si te
preguntas ¿Cómo hacerlo? He aquí la respuesta: Efesios
4:25 Por lo cual,
desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos
miembros los unos de los otros. Y Colosenses 3:9-10 No mintáis
los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y
revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va
renovando hasta el conocimiento pleno.
La apropiada manera de hablar, no es
decir solamente las palabras correctas en el momento oportuno, sino también
controlar los deseos de querer decir lo que no se debe; como por ejemplo:
Murmurar, manipular, menospreciar, exagerar, acusar y mentir. Por eso antes de
hablar revisemos si lo que diremos, es necesario, edifica o es agradable a
Dios. La lengua sin control puede causar mucho daño y nadie puede detener los
resultados una vez que se ha dicho algo de esta loca manera. Digamos como el
salmista en Salmos
39:1 Guardaré mis caminos, para no pecar con mi lengua; guardaré mi boca
como con mordaza, mientras el impío esté en mi presencia.
Después dice “Apártate del mal y haz el bien”: Todo
aquello que estás practicando y sabes desagrada al Señor, decide dejar de
hacerlo de inmediato. Llámese trampa, relaciones ilícitas, glotonerías (todos
los excesos), palabras deshonestas y perniciosas, abusos, acepción de personas y cualquier
fruto de la carne. Dice: Salmos 37:27 Apártate
del mal y haz el bien, y tendrás morada para siempre.
Y el último: “Busca
la paz y síguela”: Se trata de dejar los pleitos, arreglar las relaciones
rotas, pedir perdón y restituir, mantener sanas relaciones interpersonales y
ser más bien pacificadores. La exhortación es a mantenernos y persistir en esa
paz. Dice: Hebreos 12:14
Buscad la paz con todos y
la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.
Podríamos decir que
los días buenos, felices y dichosos están en el poder de la lengua- en nuestras
palabras; Es decir, lo que nos promueve y lo que nos abre camino, es nuestra
boca; Dios mismo usó la boca para crear lo que hay, desde Génesis nos dejó el secreto
de cómo hacerlo- cuando él quiso algo bueno “Habló lo que era bueno”, cuando
quiso salvar la humanidad, encarnó al Verbo “Jesucristo” (La palabra) en el
momento debido, pero hubo momentos en los que “calló, enmudeció”.
Alguien dijo: “Si
hay rectitud en el corazón, el hombre vivirá de verdad, habrá belleza en
el carácter, si hay belleza en el corazón, habrá armonía en el hogar,
habrá orden en la nación, y si hay orden en la nación habrá salvación en
el mundo”.
La propuesta es: “Renovar nuestros
corazones”, que es la fuente de donde salen las palabras y la voluntad de los
hombres. Y eso se logra viniendo día a día ante el altar de Dios y presentarnos
como adoración viva, ese sacrificio que se dispone a hacer solo lo que a él le
agrade, es el resultado de una vida de adoración.
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