Resaltando
tus Valores
Proverbios
11:3 A los hombres íntegros los guía la rectitud, y a los hombres perversos los
destruye la falsedad.
Una lucha interna en la
que me he hallado en diversas oportunidades, es cuando me enfrento con personas
corrompidas o en situaciones donde predomina la deshonestidad.
Gente del mismo pueblo
de Dios afirma que a veces prefiere hacer negocios con personas inconfesas,
porque le quedan mejor que los mismos cristianos.
Por los malos
testimonios de personas que se hacen llamar cristianas y no lo son,
sencillamente porque “no” lo demuestran con sus hechos, hemos pagado justos por
pecadores y ese bajo criterio ha sido generalizado a tal punto que no creen en
ninguno. Nosotros fuimos llamados a ser gente íntegra, sensata, gente de
confiar; Y eso es un llamado en todos los ámbitos, no solo en la iglesia, sino
en los negocios, con las amistades, en los trabajos, a “Marcar la diferencia”.
Dice: Proverbios 19:3 La insensatez del hombre
pervierte su camino, y su corazón se irrita contra el Señor.
“La honestidad”: es la
conducta humana que consiste en vivir, comportarse y expresarse con coherencia
y sinceridad de acuerdo con los valores cristianos que profesamos- Basados en
la verdad y la justicia. Dice: Zacarías
8:16 dice: Hablad verdad cada cual a
su prójimo, juzgad según la verdad y lo conducente a la paz.
La persona que es honesta se debe caracterizar por:
ü
Ser
siempre sincero en su comportamiento, en su testimonio, con sus palabras,
hechos y afectos. Dice: 2 Corintios 8:21 Procurando
hacer las cosas honradamente, no sólo delante del Señor sino también delante de
los hombres.
ü
Cumplen
con los compromisos y obligaciones al pie de la letra, sin trampas, engaños o
retrasos voluntarios. ¡Imagínese que ésta conducta de integridad bendecirá
hasta a nuestras descendencia! Dice: Proverbios
20:7 Camina en su integridad el
justo; sus hijos son dichosos después de él.
Cuando demos nuestra palabra en algo vamos a guiarnos por
este principio de: Santiago 5:12 Pero sobre todo, hermanos míos, no juréis,
ni por el cielo, ni por la tierra, ni por ningún otro juramento; sino que vuestro
sí sea sí, y vuestro no sea no, para que no caigáis en condenación.
ü Evita la
murmuración y la crítica que afectan la moral y el testimonio de los demás.
Dice: Proverbios 25:18 Martillo y cuchillo y saeta aguda es el
hombre que habla contra su prójimo falso testimonio.
ü Guarda
discreción y seriedad ante las confidencias personales y secretos de los demás.
Dice: Proverbios 11:13 El que anda en chismes descubre el secreto;
Mas el de espíritu fiel lo guarda todo. Una persona honesta aparte de ser
leal, también lo caracteriza la prudencia.
ü
Tiene
especial cuidado en el manejo de los bienes económicos y materiales. El sabio
dijo, en: Proverbios 11:1 El peso falso es abominación a Jehová; mas
la pesa cabal le agrada. La tracalería, la trampa, los fraudes y los
negocios ilegales, no caben en la vida de un verdadero creyente. Por ejemplo:
evadir impuestos, ganancias deshonestas, comprar algo de dudosa procedencia,
etc. Son cosas que Dios reprueba categóricamente. Dice: 2 Corintios 1:12 Porque
nuestra gloria es esta: el testimonio de nuestra conciencia, que con sencillez
y sinceridad de Dios, no con sabiduría humana, sino con la gracia de Dios, nos
hemos conducido en el mundo, y mucho más con vosotros.
La honestidad es un
reflejo directo de nuestro carácter interno, pues nuestras acciones son un
reflejo de nuestra fe. Entonces, si practicamos la honestidad como parte
fundamental en nuestras vidas, eso nos va a ayudar a mantener una conciencia
limpia y una buena relación con nuestro prójimo, con nuestro Padre Celestial y
a poner el nombre de Cristo en alto. “Eso hablará de nuestros verdaderos
intereses”.
Como creyentes tenemos
el deber de ser precisos, íntegros, fieles, mantener nuestras promesas, decir
la idea completa de lo que estamos comunicando; Y sobre todo negarnos a formar
parte del grupo de los corruptos, falsos, fraudulentos, habladores, acusadores
engañosos, exagerados y tracaleros.
Si queremos ser
Honestos, debemos empezar por enfrentar con valor nuestros defectos, buscando
la manera más eficaz de superarlos con acciones que nos lleven a mejorar todo
aquello que afecta a nuestra persona y como consecuencia a nuestros semejantes,
rectificando cada vez que nos equivocamos y cumpliendo con nuestro deber en las
labores grandes y pequeñas sin hacer distinción.
Renunciemos a la
mentira, a las malas costumbres, a las excusas, a la malicia y a todos esos
frutos de la carne que nos conducen a actuar con perversidad. Dice: Efesios 4:22-24 En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que
está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de
vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la Justicia y
Santidad de la verdad.
Seamos parte del
cambio para construir una sociedad mejor.
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