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miércoles, 12 de noviembre de 2014

"La Lujuria" Vista 

desde Varios Ángulos.



1 Tesalonicenses 4:3-5 "La voluntad de Dios es que sean santificados; que se aparten de la inmoralidad sexual, que cada uno aprenda a controlar su propio cuerpo de manera santa y honrosa, sin dejarse llevar por los malos deseos como hacen los paganos, que no conocen a Dios"

Partiendo del concepto que lujuria es: El vicio consistente del uso ilícito- como el exceso o demasía de la práctica de algunas cosas o el apetito desordenado de los deleites carnales. Entonces la lujuria no es solo un pecado producido por los pensamientos excesivos de naturaleza sexual. De manera que podemos considerar que la lujuria inicia donde termina la templanza.
Una frase clave en el verso inicial es "Cada uno aprenda a controlar su propio cuerpo de manera santa y honrosa sin dejarse llevar de los malos deseos".
Quizás nos sintamos muy puros porque no andamos con deseos excesivos o desordenados por el sexo; pero podríamos estar cayendo en alguna ansiedad que nos lleve a un "Escape de Lujuria"; quizás por carencias afectivas, entonces caemos en: glotonería o descontrol al comer dulce, salir de compras y gastar hasta lo que no tenemos para sentir algún alivio, quedarnos en cama siendo totalmente improductivos negándonos a alguna realidad, hacer ejercicios mas allá de lo normal y estar metidos largas horas en un gimnasio o sumergirnos en Internet desconectados del mundo real mas allá de lo legitimo ante Dios. Todo aquello que rebase los limites de lo normal y raya en el exceso o desorden para desbordar un desahogo o complacer un apetito de la carne entra en el renglón de los escapes de lujuria.
La lujuria se origina por amar mas al mundo que a Dios, porque si al momento de practicarla metemos en una balanza a quien amamos mas... Veríamos a quien buscamos complacer realmente. Dice Romanos 8:8 Y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.
Pero también, todos los pecados sexuales están casados con la lujuria- Esa segunda mirada que lleva a codiciar, esa mente ociosa que se convierte en semillero de perversiones y ese corazón descuidado e impuro que conduce a toda clase de inmoralidad. 
Por eso debemos ir a la cruz y dejarlos clavados allí nuestras bajas pasiones! Porque definitivamente nuestro norte es y será agradar a Dios.

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