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sábado, 1 de noviembre de 2014

Lo Efímero de la Apariencia Sin Sustancia.




Proverbios 11:22 Como anillo de oro en el hocico de un cerdo, es la mujer bella de poco cerebro.

Me llamó la atención el apodo que le daban al joven hermano de una amiga- A aquel muchacho lo llamaban “Ombligo”. Cuando le pregunté a ella porqué sus primos le decían así, me respondió: Porque ellos dicen que es un inútil (ellos no eran creyentes).
Yo nunca había reflexionado al respecto, pero en realidad el ombligo después que es cortado el cordón umbilical y éste ha cicatrizado, queda ese hoyito en nuestro abdomen y ya no sirve para nada más. Pues fíjese que de la misma manera piensa Dios de una mujer hermosa físicamente, pero de poco cerebro, sin sabiduría y sin Cristo como Señor de su vida.
Una mujer bella es “Aquella en cuya contemplación se deleitan los ojos”. Pero Dios dice respecto a la belleza en: 1 Pedro 3:2-4 Considerando vuestra conducta casta y respetuosa. Vuestro atavío no sea externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios. Porque una vida transformada habla con mayor fuerza y claridad que muchas palabras o adornos externos; Usualmente es el modo más eficaz de influir en un miembro de la familia o ante la sociedad.
No hay pecado ni problema alguno en ser bonitas o bien arreglarse y ocuparse en andar estilizadas y vestidas hermosas- El meollo está en “rendirle culto a nuestro cuerpo o a nuestro físico”, y ser inútiles en las manos de Dios (vacías, huecas, sin cerebro, indiscretas, sin inteligencia ni sabiduría) o desenfocarse imprimiendo mayor fuerza a la apariencia física.
“Necesitamos hermosearnos de adentro hacia afuera”, nutriendo nuestro ser interior con todo lo santo que viene de Cristo; Entonces él pondrá de Su Gracia en nosotras y embellecerá nuestro rostro.
El incorruptible ornato del espíritu del que habla: 1 Pedro 3:2-4 Se trata de una conducta casta y respetuosa, de un espíritu afable y apacible. 
Dice ese mismo texto  que debemos ser Castas: esto quiere decir que venimos de un linaje de gran estirpe (somos linaje de Dios- sus princesas), que no se mezcla con nada y eso es lo que nos diferenciamos de los demás por nuestras creencias y nuestra fe. 
Otra característica es que debemos ser Respetuosas: y esto no es otra cosa que una que actúa con respeto y acata sus valores, normas y principios como creyente. 
Otra virtud mencionada es que debemos ser: Afables: que significa que sea el tipo de persona agradable en la conversación y el trato, que se dé a conocer por la sabiduría que trasmite. 
También nos insta a ser: Apacibles: es decir, caracterizada por ser una mujer de buen temple, mansa, dulce y tranquila. 
Y por ultimo pero no menos importante, recomienda que seamos: “De Incorruptible ornato del espíritu”: Esto es lo que adorna espiritualmente a esa mujer, por brotar de ella los frutos del Espíritu, que no se deja corromper por nada, que cultiva su área espiritual y le da el lugar que le corresponde a Dios.
Podemos ser bellas por fuera sin descuidar nuestra belleza interna. Es necesario que haya un equilibrio entre ambas: Una mujer arreglada sin tildar en excesos- cuidando lo que comemos, ejercitándonos físicamente al caminar todos los días y mantener una higiene personal adecuada. Pero sobre todo: llena del Espíritu Santo y de la gracia de Dios que produce ese carácter apacible y confiable. “Todo en su justo equilibrio”.

Una mujer hermosa agrada a la vista, una mujer virtuosa agrada el corazón; La primera es una joya, pero la segunda es un tesoro.

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