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sábado, 29 de noviembre de 2014

Nada me mueve
De mi Posición de Vencedor.

2 Corintios 4:8,9 Así, que llenos de problemas, pero no estamos sin salida; tenemos preocupaciones, pero no nos desesperamos; nos persiguen, pero no estamos abandonados; nos derriban, pero no nos destruyen.

La vida del cristiano no es color de rosa, pero si debe ser una vida que refleja confianza y paz.
En nuestro transitar por este mundo, estamos propensos al sufrimiento; pero los creyentes necesitamos tener claro que Dios no nos abandona, ni debemos permitir que esto se convierta en algo repetitivo o dañino para nosotros; porque para los que aman a Dios: todos esos procesos se tornan en oportunidades para formar nuestro carácter y demostrar la suficiencia del Eterno en nuestras vidas. Aunque no es normal que vivamos en una perenne tribulación y prueba porque él nos predestinó como “Mas que vencedores”.
En el versículo anterior, No.7 dice que: Tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros. El Señor dijo, que el hombre es un vaso de barro. El vaso en sí no es todo su valor, sino que depende de lo que contenga. Por eso nuestro valor, fuerza y esperanza, provienen del Espíritu de Cristo que mora en nosotros.
Desglosemos un poco el verso para entenderlo más:
*Atribulados, más no angustiados: cuando se habla de tribulaciones es referente a ese tipo de situaciones donde pasamos por una pena, una aflicción o una adversidad. Pero la reacción correcta ante la tribulación es “No angustiarnos”. Porque no debemos caer en el temor, la ansiedad o el sofoco. En ese instante determinamos que nada de eso nos moverá de nuestra seguridad y confianza en Cristo porque descansamos en el Señor.
Regularmente nos atribulan los problemas, las pérdidas o quizá las enfermedades. Pero si nos anclamos en la fe y asumimos la posición adecuada, por dura que sea la tribulación, no nos va lograr angustiar. Dice: Isaías 53:4 Ciertamente llevó él nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. En la cruz Jesús conquistó y llevó en nuestro lugar la tristeza, las enfermedades y el dolor; Por lo que ninguna tristeza ni enfermedad debe vencernos.
*En apuros, mas no desesperados: En aprietos, con una urgencia o en una penuria; pero no nos dejaremos dominar por la falta de esperanza porque estamos sobre La Roca. Siempre he dicho que la vida del cristiano debe tener el ingrediente de la “determinación”- Ese donde usted decide asumir una posición de fe inquebrantable. Y en este caso se debe decidir “No desesperarse” sino descansar en Dios.
Aunque estemos en apuros, el que tiene toda autoridad en el cielo como en la tierra, el que da vida a los muertos, el que llama a las cosas que no son como si fueran, “Jesús”- El tiene la última palabra. Dice: Salmos 23:4 Aunque andemos en valle de sombra y de muerte no temeremos, porque Él  estará con nosotros, su vara y su cayado nos infundirán aliento. El Señor con su vara como buen Pastor, su guía y su cayado o autoridad, nos acompañan y nos dan paz y seguridad. Aunque no tengamos ninguna señal, aunque no oigamos nada, aunque no toquemos nada, aunque nuestros caminos sean oscuros como una negra noche, Jesús está con nosotros porque así lo prometió. Solo comencemos a declarar, obrar en fe y creer lo que él ha prometido al respecto en oración constante.
*Perseguidos mas no desamparados: Aunque nos estén buscando para hacernos daño; Esto no nos apartará del amparo y la cobertura de nuestro Padre, que dice que es muro de fuego a nuestro alrededor; porque permanecemos creyendo y disfrutando de estar bajo Sus alas y bajo Su sombra.
Aunque en oportunidades hay persecuciones que no vemos como algo abierto y declarado, pero sabemos que esa o esas personas nos buscan para hacernos daño.  Nuestra posición siempre debe ser, esperar la justicia de Dios, guardar nuestro testimonio amando a los que nos persiguen y ultrajan. Mateo 5; 11-12 dice: Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros mintiendo, gozáos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que eran antes de vosotros
*Derribados pero no destruidos: Podemos haber perdido una batalla, pero eso no significa que ya hayamos perdido toda la guerra.
Aún los enemigos de Jesús cuando fue crucificado, lo creyeron derribado y la verdad era que estaba venciendo. Este es el mayor ejemplo, Su resurrección para que supieran que no pudo ser destruido. Cada vez que te caigas ¡Levántate! Sacúdete el polvo, levanta tu mirada hacia el Señor y sigue en la batalla sin parar hasta que veas la victoria. 2 Corintios 4; 10-11 dice: Llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos. Porque nosotros que vivimos siempre estamos entregados a la muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal.
Hemos salido de un mundo moralmente frío para entrar en el calor espiritual de la vida en Cristo. Dice: 1 Juan 5:4 Porque todo el que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. Y por esa fe no desmayamos, y por esa fe seguimos teniendo esperanza, y por esa fe agarramos fuerzas y nos impulsamos a la victoria que Jesús nos prometió.
No perdamos la confianza, porque en la Palabra de Dios están las respuestas y las estrategias para salir del conflicto,  y aún más, la esperanza que nos hace saber que no estamos solos ni luchando con nuestras propias fuerzas.

Pero ¿Cómo mantener esa esperanza en medio de tanto conflicto? Pues tenemos que tener la mira en lo Eterno, en Dios mismo y lo que nos espera en el cielo; aprendiendo y sacando provecho de todo, para madurar y subir niveles espirituales. Dice: 2 Corintios 4:17,18 Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas. No caigamos en el error del apego a las cosas terrenales u obtener total seguridad en lo que el hombre ofrece, porque Cristo es nuestra única garantía de victoria.

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