Cosas Del Corazón
Proverbios
4:23 Por sobre todas las
cosas, cuida tu corazón, porque de él mana la vida.
Cuando ésta palabra fue
iluminada a mi vida y entendí todo lo que ella implica, fue cuando vine a caer
en cuenta en el tremendo compromiso que tengo ante Dios de cuidar de no
presentarme ante Él reprobada, ni andar por la vida con un corazón contaminado,
corrompido o endurecido. No es un compromiso fácil, sabiendo que la maldad en
este mundo se ha multiplicado y que vivimos rodeados de gente perversa a
quienes no les importa hacernos mal para buscar su bienestar propio. Son un
sinfín de factores con los cuales tenemos que lidiar y aun más, luchar con nosotros
mismos para blindar nuestra alma y no dejar que tanta maldad, abusos y
maltratos del pecado de la gente, logren su cometido, que es: llenarnos de
amargura, que caigamos en su terreno y actuemos igual a ellos y nos volvamos
personas resentidas, con corazones duros ante todos los demás, maliciosos y
desconfiados, al punto de inhabilitarnos para amar ¡Por eso el Señor nos dice
que guardemos nuestro corazón!
Porque ¿Qué papel
cumple un cristiano que no es libre para amar o para perdonar? Si el amor es la
base de todo lo que nuestro Padre Celestial quiere que hagamos. En Deuteronomio 4:9 dice: Por tanto, cuídate y
guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos
han visto, y no se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; sino que
las hagas saber a tus hijos y a tus nietos.
Creo que si hiciéramos
un inventario de lo que guardamos en el corazón podríamos encontrar cosas de
valor como cosos sin valor alguno, cosas útiles e inútiles tales como:
tristezas, frustraciones, resentimientos y sentimientos que en vez de emanar
vida, emanan muerte. Es una responsabilidad personal
guardarlo de que no se mine de tanta basura que no edifica y arruina nuestra
relación con él y con nuestro prójimo. ¿Para qué guardar basura en la
residencia del Espíritu Santo?
Alguien dijo una vez:
Si quieres cambiar tus resultados, cambia tus acciones, si quieres cambiar tus
acciones cambia tus pensamientos y si quieres cambiar tus pensamientos “guarda
tu corazón”.
Es común en nuestra
sociedad que el corazón del hombre esté seriamente corrompido y eso no permite
que funcione de la manera correcta; Por eso el Señor insiste en decirnos lo que
nos manifestó el proverbista en: Proverbios
23:26 Dame, hijo mío, tu corazón, y miren tus ojos mis caminos. Es
curioso que no nos pida otra cosa sino el corazón- Es de entenderse que él sabe
que al hacerse dueño de nuestro corazón ya tiene todo lo demás del terreno
ganado. Cada día debemos evaluar ¿cuánto tiene el Padre de nuestro corazón? Y si
estamos dispuestos a entregar aún mas…
Muchos prefieren no
detenerse a hurgar en sus corazones porque sospechan que no les gustará lo que
van a encontrar allí. Por eso le temen al deber del auto examen, así como el
comerciante deshonesto le teme a las auditorías. Pero ¿cómo podremos avanzar en
nuestras vidas cristianas y en nuestra relación con Dios si desconocemos o
prestamos poca atención a los peligros que ponen en riesgo nuestra salud
espiritual?
Para examinar el
corazón necesitamos estar a solas con nosotros mismos delante de Dios y en silencio
para pensar. A la verdad muchos se resisten tanto a una cosa como a la otra
pero es primordial y necesario para este proceso depurativo. Vivimos en una
sociedad que nos condiciona desde niños a rechazar el silencio y la soledad, pero
de nosotros queda si le ponemos el interés necesario y le damos el tiempo de
calidad y a solas con Dios para examinarnos.
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