Buzos fuera del
agua
Efesios 4:19 Han perdido toda
vergüenza, se han entregado a la inmoralidad, y no se sacian de cometer toda
clase de actos indecentes.
Lascivia, inmoralidad,
sensualidad; Todas estas son usadas en el mismo texto y en la misma porción
bíblica en diferentes versiones.
Ellas se gestan en una
mente gobernada por el pecado, producto de un corazón corrompido por el mismo y
entregada sin ningún tipo de pudor o temor a Dios. Dice en: Romanos 1:24 Por
consiguiente, Dios los entregó a la impureza en la lujuria de sus corazones, de
modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos.
Según el diccionario, “la lascivia” es la propensión de los deleites
carnales y los deseos sexuales sin control; Donde la persona mira al prójimo de
una manera morbosa con intenciones guiadas por las “Pasiones desordenadas”, que
son: los deseos
excitantes, compulsivos, obsesivos y por un breve tiempo suelen ser
insaciables. También se dice de la lascivia, que es el apetito carnal
inmoderado a algo. “Un fruto de la carne”.
. En este capítulo a los Efesios 4
viene dando como una lista de cosas que hicieron que perdieran la sensibilidad
a Dios, y por ende, se desenfrenaron y su conciencia nada les reprocha: Se
entregaron a la vida pagana, viviendo en vanidad, tinieblas, alejamiento de
Dios, dureza de corazón…entonces se pervirtieron, y como resultado vino la
pérdida de toda sensibilidad, que no es otra cosa que dejar de sentir el dolor
o señalamiento de Dios al pecar o preocuparse por él. Dice: Romanos 1:27 Los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su
lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y
recibiendo en sí mismos la retribución debido a su extravío.
Por otra parte en Mateo 5:8
dice: Pero yo os digo que cualquiera que
mire a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.
Podemos decir que la lascivia también es, “Esa segunda mirada” que nos lleva a
la codicia, esa adicción insaciable al placer de mirar. Acá Jesucristo hace un
énfasis referente al acto de mirar de forma morbosa.
Santiago 1:14,15 habla de
cómo sedemos al pecado por nuestra propia concupiscencia: Sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es
atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, da a luz el pecado; y el
pecado, siendo consumado, da a luz la muerte. Concupiscencia es la propensión de los seres humanos,
que sin temor a Dios obran mal o con
apetito desordenado de placeres deshonestos.
Tal lascivia es una forma de idolatría, porque dependen de estar
alimentándose de ella en cualquiera de sus formas. Esta persona vive con
remordimiento de conciencia, vive huyendo de sí mismo y no se acerca a Dios
porque le da pena.
Miren bien lo que dice el Señor en: 1 Tesalonicenses 4:3-6 Porque ésta es la voluntad de Dios, vuestra santificación: que os
apartéis de inmoralidad sexual; que cada uno de vosotros sepa controlar su
propio cuerpo en santificación y honor, no con bajas pasiones, como los
gentiles que no conocen a Dios; y que en este asunto nadie atropelle ni engañe
a su hermano; porque el Señor es el que toma venganza en todas estas cosas,
como ya os hemos dicho y advertido.
Por ejemplo: La masturbación viene por la lascivia y complace al espíritu de
la lujuria. Usted se vuelve como el espíritu al que se somete. Sometido al
Espíritu Santo, la santidad está manifiesta en su vida. Sometido al espíritu de
la lujuria - el cual es en realidad una búsqueda complacer a la carne– la
lujuria empieza a controlar su vida.
Pero nosotros los cristianos somos llamados a nadar contra la corriente.
Dice: 2 Corintios 10:5 Derribando argumentos y toda altivez que se
levante contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a
la obediencia a Cristo.
Si de verdad deseamos poder vencer al pecado, necesitamos buscar a Cristo y
mantenernos en santidad.
Tráigalo a la cruz para limpieza y liberación. La cruz es el
lugar de nuestro rescate, donde cada aspecto de los trabajos del infierno han
sido frustrados- Es donde encontraremos libertad del pasado y esperanza para
mañana.
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