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sábado, 13 de diciembre de 2014

La Coexistencia
De Emociones Opuestas

Santiago 1:8 Porque hoy piensa una cosa y mañana otra, y no es constante en su conducta.
El mundo entero padece de confusión en estos días, y ya nada parece ser lo que realmente es. Estamos en tiempos en que a lo bueno se le llama malo y a lo malo bueno, como lo dijo el  profeta  Isaías; La gente carece de identidad propia, pereciera que no saben lo que quieren ni quiénes son y mucho menos hacia donde se dirigen, van hacia donde la corriente los lleve. Este cúmulo de cosas lleva al ser humano a convertirse en Hombres y mujeres de “Doble ánimo”: Vacilantes como las olas movidas de un lado a otro.
El diccionario define Ambivalencia o doble ánimo como: El estado de ánimo en el que coexisten dos emociones o sentimientos opuestos y hace que la persona sea inestable. Vive entre cúspides y valles. El hombre de doble ánimo es una persona arrastrada en dos direcciones opuestas; Sus lealtades están divididas, y a causa de su falta de sobriedad, vacila entra la fe y la incredulidad pensando algunas veces que Dios le ayudará y renunciando en otras ocasiones a toda esperanza. Esa persona es inconstante en todos sus caminos, no sólo en su vida de oración, sino que la falta de consistencia en el ejercicio de su fe pone al descubierto la esencia de su manera de ser. 
Todo esto es síntoma de inmadurez.
En el caso de las féminas, es porque muchas veces nos dejamos gobernar por las hormonas o las emociones de la carne; Y en el caso de los hombres, algunos no saben lo que quieren o no tienen una identidad en Cristo bien definida- Son faltos de “determinación”. Y eso no está bien en ninguno de los dos casos. Dice: Job 22:28 Determinarás así mismo una cosa, y te será firme, y sobre tus caminos resplandecerá la luz.
Algunos los llaman emocionalitas, almáticos o personas volubles. Nadie está exento de caer en esta situación.
Este tipo de personas no son de confiar, porque no cumplen su palabra, son traicioneros o sencillamente… son inconsistentes. Puede ser que hoy tienen toda la fe y la determinación, pero mañana se escapa y se acobarda; hoy se decide y se compromete, pero mañana se le antoja otra cosa y adiós compromiso. Por eso es que comúnmente el hombre o la mujer con  esta característica, causa decepción a las personas con las que se relacionan. He conocido hombres de doble ánimo que han dejado a las novias ya con la boda arreglada y el vestido comprado, plantadas.

Proverbios 24:21 dice: “Teme a Jehová, hijo mío, y al rey; No te entremetas con los veleidosos”. La palabra veleidoso significa: De voluntad antojadiza o deseo vano, inconstante y ligera; es decir “De doble ánimo”. La veleidad se manifiesta cuando alguien se mueve “por lo que se le antoja o le provoca en el momento”, sin interesarle si el deseo es de valor delante de Dios o delante de los hombres, le interesa egoístamente sentirse satisfecho, solo suplir ese deseo vano a cualquier precio.

Nosotros los cristianos solemos hacer “Grandes afirmaciones”, las cuales debemos cuidar para no contradecirlas con nuestra conducta. Ese tipo de cosas puede ser causa de burla para el evangelio, la iglesia y para el mismo Señor. Muchos declaramos que creemos en las verdades de Dios y que somos Su pueblo, pero nos aferramos al mundo y a su sistema de valores. Y lo que estamos enseñando es una fe vacía “Declaraciones sin conducta ni acción”- Eso es una clase de doble ánimo. Una de las cualidades que carece esta generación es de sabiduría y el dominio propio; ellos van para donde los arrastre la corriente. Pero el pueblo cristiano fue diseñado para nadar en contra de la corriente de este mundo. Dice: Santiago 4:8 Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Limpiad vuestras manos, pecadores; y vosotros de doble ánimo, purificad vuestros corazones.
Debemos “Determinar” erradicar la ambivalencia, hacer las cosas por convicción y no por emoción. “No hagas promesas cuando estés feliz o emocionado, ni tomes decisiones cuando estés enojado”.

“Cuando Él está al control, la ambivalencia se catapulta”.

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