El Arte de Escuchar
Santiago 1:19 Recuerden esto, queridos hermanos: todos ustedes deben estar
listos para escuchar; en cambio deben ser lentos para hablar y para enojarse.
Penosamente, una de las debilidades del ser humano que causa serios
problemas de comunicación en las relaciones interpersonales es el “No saber
escuchar”.
Por lo general cuando conversamos con alguien, no tenemos toda nuestra
atención puesta en lo que nos dice; nos damos cuenta cuando parece que
escucháramos pero no estamos atendiendo realmente. Algunos vamos internamente
sacando conclusiones, la mente se nos va por otro lado, (porque escuchamos para
responder y no para entender) Comenzamos a mirar solo desde nuestro ángulo su
punto de vista, nos distraemos y de repente le interrumpimos o levantamos la
voz, creyendo que lo que opinamos es más importante que lo que el otro dice; O
miramos hacia otro lado porque según nosotros ya la conversación nos fastidió o
nos está causando alguna molestia… Y cuando nos venimos a dar cuenta, entramos
en una discusión en su mayoría absurda. Dice
Eclesiastés 3:7 Hay tiempo de callar, y tiempo de hablar.
¿Por qué no sabemos
escuchar ni controlar nuestras emociones? ¡Si esto es vital para la comunicación
entre los seres humanos! Tanto para la relación de parejas, amigos, entre
creyentes, en el trabajo y en todo lugar. De hecho, el que no escucha no
aprende ni logra tener la dicha de conocer a las personas para así saberlas a
tratar y complacer o exhortar en el
momento indicado.
Por ejemplo: Los padres conocen bien a sus hijos cuando han tomado
tiempo y se han dedicado a observarlos y escucharles; solo así podrán tener a
mano una buena herramienta para saberlos criar. Porque a todas las personas no
se les pude dar el mismo trato, por el simple hecho que todos somos diferentes.
De igual manera los esposos, si no se comunican ejercitando bien el oído para
atender al otro conyugue, nunca sabrán que le agrada o desagrada y no lograrán
conexión alguna.
“Escuchar es un arte” que trata de esa
empatía que nos ayuda a desarrollar una mejor comunicación.
La empatía es esa bien
llamada “inteligencia
interpersonal”, que
no es más que la capacidad cognitiva de percibir en un contexto común lo
que otro individuo puede sentir. También se podría definir como un sentimiento
de participación afectiva de una persona en la realidad que afecta a la otra.
Para escuchar como debe
ser:
*Esté pendiente de las
ideas que manifiesta quien le habla. No todas las personas se expresan con
claridad. Algunas parecen divagar al hablar, por eso es necesario prestar
atención al máximo, sin distraernos ni distraer a quien habla.
*Evite estar a la
defensiva, tanto en el lenguaje verbal como en el corporal. Algunos tienden a
escuchan al principio con mente abierta,
pero poco a poco la mente se va cerrando y se corta la comunicación; y
quizás no hablamos, pero nuestros gestos hablan por sí solos y le comunican
nuestro enojo, incomodidad o desinterés. Como por ejemplo: Una cara de
impresión o repulsión. O mirar a reloj cada momento- esto le comunica que no
tenemos tiempo para ellos.
*Practique el arte de
escuchar debidamente. No hay que tener miedo a oír a otros aunque trate temas
difíciles. Para esto es necesario poner a un lado los paradigmas, la
religiosidad, los prejuicios y tener una mente abierta; como Cristo cuando
trataba con prostitutas, fariseos o discípulos traicioneros. Siempre es arduo
escuchar temas profundos y entenderlos a la perfección, pero la práctica lo
hace más fácil y el Espíritu Santo nos ayuda. Por eso preste toda su atención,
póngase en los zapatos de esa persona en ese momento y trate de caminar con
ellos un poco, ubíquese en el ángulo desde donde ese individuo está viendo las
cosas. Más que con un sentido analítico, vea con ojos de misericordia toda la
situación, muéstrale interés haciéndole preguntas prudentes y pertinentes sobre
el tema y por supuesto escuche activamente.
“El que es capaz de
callarse para escuchar a otros, aprende mucho de la vida y crece en su trato
con las personas”. Dios siempre hará de provecho cada vivencia para Sus hijos.
La primera cualidad que
debe tener un siervo de Dios es la capacidad para escuchar a otros. Todo hijo
del Señor debe cultivar este hábito en su vida diaria. No me a refiero que
deban oír a los demás en el sentido de obedecer lo que estos digan; A lo que me
refiero es que deben saber escuchar a otros en el sentido de captar y entender
lo que ellos dicen.
Ningún hijo de Dios
desempeñará bien su función si sólo le gusta hablar y no sabe escuchar a otros.
La utilidad de tal será muy limitada si sólo es como una ametralladora que
habla incesantemente. El deber ser es escuchar a los demás y comprender sus
problemas, interesándose sinceramente por ellos.
Y recuerda: Callar es de sabios y saber escuchar es de maduros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario